El aviso se recibió a la s19:16 horas y los agentes fueron enviados a la calle Brasil,donde cuando llegaron comprobaron que había restos de sangre en la acera. Tras averiguar donde vivía el presunto maltratador se desplazaron a su domicilio donde éste negó los hechos alegando que la sangre era suya por un mordisco que le había dado su perro, que era cierto que le había reñido y que le dio «alguna palmada».
Tras una rápida exploración realizada por uno de los agentes, pudo observar que el animal presentaba un derrame en el ojo izquierdo y dos cortes en el hocico por lo que procedieron a instruir diligencias imputando al propietario como autor de un delito de maltrato animal. A partir de ahora es el juez el que instruirá diligencias al respecto y quien determine la sanción que corresponde por maltrato animal, que oscila entre tres meses y un año de prisión además de la inhabilitación para tener animales domésticos que puede variar entre uno y tres años.