Una vez en el lugar, los agentes desplazados fueron requeridos por varios vecinos, que les informaron de que el paciente se encontraba en ese momento en la Gran Vía, junto al muro del instituto Santa Irene. Según pudieron comprobar, tenía una vía colocada en su muñeca derecha, una pulsera identificativa del citado hospital y el camisón hospitalario ensangrentado.
Además, estaba siendo sujetado por varias personas que intentaban tranquilizarlo. Los policías intentaron dialogar con esta persona, pero les resultó imposible “ya que apenas vocalizaba frases, encontrándose muy excitado y con la intención únicamente de abandonar el lugar”, según indica el cuerpo municipal.
Los agentes nuevamente intentaron tranquilizarle solicitando una unidad del 061, momento en el cual intentó escaparse, por lo que se hizo necesario reducirle y colocarle unos grilletes “para asegurar su integridad”.
Una vez personada una dotación del 061 se inmovilizó al individuo en el interior de la ambulancia y posteriormente un médico de urgencias le suministró un sedante, ya que continuaba “con una actitud de agresividad activa lanzando patadas e intentando abandonar el lugar”.
Finalmente, se le trasladó a Povisa y allí se le pudo identificar como un vecino de Vigo de 52 años. Según informó la doctora de guardia de Urgencias, el hombre se había escapado del centro sobre las 17:30 horas.