Instantes después, comprobaron que se había accionado la alarma de una vivienda unifamiliar ubicada en la Avenida de Samil. En el interior de la finca, se encontraba un varón que al percatarse de la presencia policial, saltó el muro de cierre y comenzó a correr por la Baixada a Samil en dirección al centro de la ciudad. Iba con el torso desnudo y descalzado, vistiendo únicamente un pantalón vaquero.
Uno de los agentes inició su persecución, a la vez que se daba aviso a otras patrullas que se pudiesen encontrarse en las cercanías. En varias ocasiones el policía le dio el alto, haciendo el hombre caso omiso. Finalmente, fue interceptado no demasiado lejos de la vivienda de la que huyó. Preguntado por el motivo de su entrada en la finca, manifestó haberlo hecho atraído por el olor de las flores del interior.
Inspeccionada la propiedad, se comprobó que una de las persianas de la ventana del salón se encontraba forzada y entreabierta. Se intentó contactar con la propietaria, no pudiendo hacerlo por encontrarse ausente.
Los policías si pudieron hablar con un empleado de la titular de la casa, concretamente con el jardinero, que se personó allí e informó de las circunstancias por las cuales pudo haber saltado la alarma, debiéndose con toda probabilidad a la persiana forzada. Junto a ella se encontraba una espátula de madera, que el jardinero reconoció como suya. Al detenido se le imputa un presunto delito de intento de robo.