La localización definitiva del propietario de este artefacto no se produjo porque la persona que lo manejaba cesó en su empeño de grabar el acto al apreciar el dispositivo policial que se activó al detectarse la primera aeronave.
En un principio los efectivos desplegados con motivo del encendido pensaban que sólo había un aparato pero mientras lo seguían para intentar dar con su dueño se percataron de que en realidad había dos drones sobrevolando la zona en un espacio muy limitado en el entorno de la Porta do Sol.
No obstante, llegado un momento, uno de ellos bajó a tierra y dejó de tomar imágenes ante el operativo iniciado por la Policía Nacional, que finalmente no pudo dar con la persona que manejaba la máquina ya que desapareció rápidamente.
Las fuerzas de seguridad insisten en que no está permitido utilizar drones de noche y en lugares donde se den grandes acumulaciones de gente, además del peligro que encierra esta práctica, ya que los artefactos pueden sufrir cualquier contratiempo imprevisto –encontrar un obstáculo, sufrir una avería, quedarse sin suministro de energía- y caer sobre la multitud, especialmente cuando quien lo maneja sigue su trayectoria a través de monitor, como fue el caso del pasado sábado en Vigo. De hecho, resulta extremadamente complicado obtener permisos -incluso para las propias administraciones públicas- para utilizar estos aparatos en la mayoría de eventos.
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