Greenpeace lamenta que los planes del Concello pasen por “perpetuar el tráfico rodado en lugar de reducirlo” y que incluya 140 metros de rampa para conseguir apenas 200 metros de calle peatonal mediante una inversión de 17 millones de euros. Unas cifras, que en su opinión, deberían ser “suficientes” para replantearse la utilidad de un túnel que rompe con el consenso social de la peatonalización y la trama urbana del centro de la ciudad.
“Unas rampas que generan un ‘efecto barrera’ al no poder cruzarse transversalmente y que además suponen un foco de contaminación visual y acústica, debido a la reverberación del ruido de los coches en el interior del túnel”, explica la organización. Además del impacto en el entorno de la obra, los ecologistas advierten de que la construcción del túnel supone un incentivo directo al uso del coche para atravesar el centro.
Abel Caballero ha respondido a las críticas al proyecto afirmando que “el progreso en esta ciudad no lo detiene nadie”. Sin embargo, la ONG considera que el regidor vigués “tiene una idea desfasada del concepto ‘progreso’, más propia del desarrollismo de los años 60 que dedicó la mayoría del espacio público al tráfico”.
“El alcalde tiene una idea muy anticuada sobre el progreso. Hoy las ciudades líderes en movilidad centran sus esfuerzos en dar alternativas y reducir los coches, no en soterrarlos”, ha señalado Adrián Fernández, responsable de Movilidad de Greenpeace. “Invitamos a Abel Caballero a que se fije en el modelo de Pontevedra, una ciudad referente mundial que ha mejorado su centro urbano sin necesidad de túneles y, por tanto, sin malgastar fondos públicos para que los coches atraviesen el centro”, ha añadido Fernández.