“Claro, claro, sí, las fotos para ellos, nosotros llevamos aquí horas esperando. ¿Esto no lo vais contar?”, dicen casi al unísono varias personas que esperan a ser atendidas. Están molestos, enfadados, y se quejan frente a los micrófonos. No es la primera vez que acuden al nuevo hospital y ya saben lo que es perder toda la mañana para conseguir una cita con el médico.
“Llegué a las nueve y media, he ido al médico, al especialista del aparato digestivo y ahora tengo que pedir cita para volver y hacer unos análisis. Esto es un desastre, una mala organización, no sabes por dónde andas, para llegar aquí tuve que ir por pasillos inmensos, continuamente preguntando, llegar a sitios equivocados, yo tendría que estar trabajando”, afirma Laura Gil.
Es uno de los muchos pacientes desesperados. Hasta mediados del pasado mes de octubre, había que esperar cola para pedir la cita. Las filas eran tan largas que ocupaban toda la planta baja de consultas. Desde hace tres semanas se espera a que aparezca en una pantalla el número que has retirado en un dispensador.
Uno de los pacientes lo explica muy gráficamente. “Por supuesto que ahora ya no hay colas, ahora lo que hacemos es venir y esperar durante varias horas aquí sentados”, afirma señalando a las filas de butacas que se han instalado.
“Tengo que estar pendiente de una pantalla, lo ideal es ir a atención al paciente para poder protestar, pero estás aquí y no puedes porque perderías el turno”, añade Laura. La falta de personal para atender es la principal queja. “Fíjate, fíjate, hay tres personas atendiendo cuando deberían ser muchísimas más”, lamenta otra usuaria.