Y esa fantasía se transforma en realidad cuando el viajero alcanza por fin su destino, y descubre una urbe dinámica que en la actualidad ofrece grandes recursos para propios y foráneos en cualquier época del año. Museos, espectáculos de todo tipo y, al mismo tiempo, numerosos establecimientos comerciales que también constituyen un atractivo para las compras. Asimismo, las calles, con gran ambiente, animan a un consumo cada vez más necesario para el mantenimiento y la creación de puestos de trabajo. Y la hostelería, por su parte, complementa perfectamente esta oferta que hace de Vigo un destino cada vez más solicitado.