El hallazgo de una tintorera nadando en aguas tranquilas sorprendió el domingo a un grupo de niños que jugaba en el extremo de la playa baionesa de A Ladeira, en la península de Santa Marta.
El ejemplar de casi un metro de longitud se acercó tanto a la orilla que pudo ser grabado y recogido por los pequeños. Tras comprobar que la cría de tiburón era inofensiva lograron soltarla poco después en aguas más profundas.
Hace exactamente dos años, Toño Maño, natural de Ribeira y estudioso de los tiburones, relataba en su blog «Tiburones de Galicia» el alto número de avistamientos que se registra en la costa gallega. Desde Nigrán hasta Foz, pero sobre todo en la Costa da Morte, se han visto decenas de tintoreras (Prionace glauca), en su mayoría crías que no sobrepasan los 70 centímetros, aunque también se localizó en la Ría de Aldán un ejemplar de entre 1,50 y 2 metros.
Según explicaba entonces Maño, este fenómeno estaba ocurriendo durante varios años consecutivos y un gran número de quenllas o tintoreras habían sido vistas entrando en playas, dársenas, puertos e incluso en una charca intermareal. «Los avistamientos han sido asombrosos, tanto en cantidad como en extensión geográfica. Se han visto tintoreras en la práctica totalidad de nuestra franja costera, desde Foz hasta Nigrán», señala en su blog.
En este último caso de Nigrán, explica que fue localizado un neonato varado en una playa «con un agujero que lo atravesaba de parte a parte, probablemente arponeado por un descerebrado». La zona con más avistamientos esta temporada ha sido la Costa da Morte, con registros en diversos puntos de Muros, Carnota, Corcubión, Fisterra, Muxía, Laxe, Corme, Ponteceso… «Una auténtica zona cero en el sentido más positivo», describe.
Toño Maño destaca varios casos «sorprendentes» por el lugar en el que se registraron. «Hubo ejemplares observados nadando en las aguas salobres de la boca de dos pequeños ríos: cuatro ejemplares dentro del río do Mar, el que separa las playas del Vilar y la Ladeira (Corrubedo), y uno en río Sieira (Porto do Son). Y el más asombroso: una cría atrapada nada menos que en una charca intermareal. Ocurrió en la playa de la Aguieira (Porto do Son); con la subida de la marea, pudo regresar al mar», explica.
La presencia de tintoreras en la costa gallega es frecuente, aunque Maño asegura que no es habitual encontrárselas en esas cantidades, tan próximas a la orilla. Respecto a las causas de este fenómeno apunta que aun es pronto para sacar conclusiones. «Puede ser debido a factores climáticos o ambientales de algún tipo, como la temperatura del agua, o sencillamente a que nos encontremos en una fase de alta productividad, en la que un gran número de hembras se estén congregando cerca de nuestras costas para traer al mundo a sus crías», afirma. Lo que sí deja muy claro es que en ningún caso son peligrosas y que se trata de un patrimonio natural de Galicia que debemos conservar.