No lo hace además por un motivo cualquiera, sino por la “pérdida de confianza en la línea marcada por mi amigo y presidente del club”. Su renuncia tiene carácter inmediato.
Eso sí, Rosendo se va agradeciendo la “oportunidad” que le brindó Mouriño “de colaborar durante más de diez años con este proyecto deportivo de este gran club” y deseando que el Celta “continúe su éxito en el futuro”.
Aunque en el comunicado difundido a los medios no ha ofrecido detalles, esta marcha parece responder a la guerra abierta y directa que el presidente del Celta mantiene con el alcalde de Vigo, Abel Caballero, que en las últimas semanas que ha endurecido con publicidad en prensa y un plante al regidor en el palco presidencial.