No sólo ese día, sino al día siguiente e incluso semanas después. Así lo ha confesado él mismo este miércoles. El día de la final de la Europa League, que se jugaba en su país de origen, el delantero del Celta prefirió irse al campo con su familia y no quiso ver el partido.
«Estuve sentado en la hierba, sin televisión, pesqué algo. No podía soportarlo, no había nada que ver. Una final muy buena y muy bueno para Suecia que se jugase en el Friends Arena, pero posiblemente habrían vuelto los malos recuerdos», declaró Guidetti, concentrado estos días con su selección.
El futbolista nórdico reconoció que le costó sacarse de la cabeza la ocasión que tuvo para meter a su equipo en la última ronda por el título y que lo pasó mal incluso rodeado del calor de su familia. «Cuando jugaba con mi hija al día siguiente ella podía notar que estaba triste. Cuando uno siente pasión por algo y falla, escuece aún más. Y que la final se jugase en Estocolmo… ¿cuáles son las probabilidades?», apuntó.
Ahora Guidetti, quizás inconscientemente, afronta un verano que puede ser atípico para él, ya que ha sonado como transferible. Sin embargo, él permanece ajeno a todos los comentarios y por sus palabras se deduce que se ve en Vigo la próxima campaña.
«Estoy muy bien en España, he hecho mi mejor año allí y la próxima temporada lo haremos aún mejor«, señaló Guidetti, que se mostró “muy orgulloso” de lo que conseguido por su equipo este curso.
El jugador del Celta afronta este viernes (20.45 horas) un partido de clasificación para el Mundial de Rusia, en el que Suecia se medirá a Francia en Estocolmo. Posteriormente, el martes, su selección visitará Oslo (Noruega) para disputar un amistoso contra el combinado del país vecino.