La escena fue captada por las cámaras del programa ‘El día después’. Guidetti salta al campo y no para de protestar por las continuas pérdidas de tiempo del cuadro coruñés. El delantero del Celta se dirige al árbitro, alza los brazos, grita… Pero el rival prosigue con sus artimañas. Se deja caer para ser atendido o tarda en ejecutar un saque.
Cuando acaba el partido, se encara con uno de los jueces de línea y Fernández Borbalán le ordena que se dirija al túnel de vestuarios. Guidetti no puede con la impotencia. Conoce la importancia del partido y de la oportunidad perdida ante un equipo en inferioridad numérica.
Dentro de esa sensación probablemente esté también que el sueco se imaginaba como titular en este duelo de máxima rivalidad. Siempre le han gustado los retos y ante las grandes ocasiones se crece. En encuentros como contra el Barcelona se enfrentó a la defensa culé y a la grada del Camp Nou.
Pero en esta ocasión no había nada que pudiera hacer. La situación se le escapaba de las manos. Y terminó pagándola con su camiseta, que acabó rota. El desgarro dejó visible el tatuaje que luce en el pecho, del lado del corazón: un león. El león que lleva dentro John Guidetti.