“Me gustaba el reto, me gustaba la idea de venir aquí. Es un club que siempre me había gustado, algunos exjugadores me habían hablado bien de él y me gustaba la idea de venir. Tuve otras opciones y las rechacé porque estaba esperando una que me gustara. Pienso que éste es un proyecto ideal para mí”, declaró en la rueda de prensa que ofreció junto al presidente, Carlos Mouriño, y el director deportivo, Felipe Miñambres.
Este último aclaró que el nuevo entrenador del Celta ha firmado sólo hasta final de temporada y “si lo hace bien” no debería haber ningún inconveniente para continuar al menos una campaña más. Escribá, fruto de la “ilusión” con la que llega, aseguró que desconocía la duración del contrato porque lo importante es que “salvemos al equipo”. “Si estamos todos contentos será muy fácil continuar”, apostilló.
El técnico, además, se mostró flexible tácticamente. Aunque siempre ha sido partidario de usar un 4-4-2, mantuvo que no se cerrará en banda a ningún sistema, especialmente ante la carencia de delanteros de la que adolece el Celta. “Estoy abierto a otras variantes y así va a ser de aquí a que acabe la temporada. En función de ausencias o posibilidades uno variará su dibujo”, avanzó.
Además, no espera que, ante la falta de tiempo que hay para reaccionar, tenga que llevar a cabo una gran adaptación. “Nada de lo que yo pueda implantar ya a necesitar una adaptación enorme. Los futbolistas no van a tener ningún problema”, afirmó.
Escribá se negó a “echar cuentas” para la salvación para centrarse en el partido del domingo contra el Betis. “El equipo está preparado para sumar puntos suficientes para lograr el objetivo”, argumentó. Igualmente, descartó que el hecho de que los jugadores del Celta estén peleando por un objetivo inesperado pueda suponer un lastre mayor. “El futbolista está preparado para eso, en la zona baja siempre hay algún equipo que no se esperaba que estuviera ahí”, sostuvo.
Por último, al analizar la “difícil” situación que atraviesa el equipo, tocó el aspecto “anímico” más allá de los errores futbolísticos. Y sobre el terreno de juego detecta un “problema de equilibrio” más que defensivo. “Hay que defender bien y atacar bien, es algo que siempre me ha preocupado en mis equipos”, apuntó.
Escribá se volverá a sentar en un banquillo un año y medio después de su última aventura profesional, al frente del Villarreal. No cree que esa inactividad le vaya a pasar factura. Durante este tiempo ha aprovechado para seguir “el fútbol en general”, formarse y descansar de las exigencias diarias del deporte de élite. “A veces cuando uno lleva tanto tiempo sin parar, viene bien coger perspectiva”, confesó.