Al término de la pasada liga, se quedaron solos Las Palmas y la entidad que preside Carlos Mouriño. Pues bien, el club insular acaba de confirmar que la próxima temporada militará en la segunda categoría femenina de la mano del Las Palmas Llamoro, surgido del acuerdo entre el cuadro grancanario y el Llamoro, club tinerfeño con el que mantienen una asociación desde hace cuatro años.
Pese a ello, el Celta se ha salvado de ser señalado como el único club de Primera sin sección de mujeres. El ascenso del Getafe le permite evitar ese título de dudoso prestigio. La entidad que dirige Ángel Torres tampoco dispone de ella y no hay visos de que la situación vaya a cambiar.
Mouriño siempre ha esgrimido el argumento de la falta de campos para entrenar. Esta carencia afecta a las categorías inferiores del Celta, lo que sirve al mandatario para destacar la necesidad de construir una ciudad deportiva. No obstante, muchos de los equipos femeninos, sin ir más lejos el recién creado Las Palmas Llamoro, han surgido de la unión de diferentes clubes.
En Vigo equipos como el Sárdoma, el Matamá o el recién descendido El Olivo cuentan con infraestructura y campos de entrenamiento propios que podrían seguir utilizando en caso de un hipotético acuerdo. De hecho, El Olivo, referente del fútbol femenino vigués hasta hace poco, se ha mostrado predispuesto a unirse. Incluso a costa de perder su escudo y los colores que luce actualmente.
Además, el coste económico para el club propiedad de Carlos Mouriño también sería asumible, ya que el presupuesto más alto de un club femenino de la ciudad ascendió a 780.000 euros y fue para poder militar en la Superliga, la máxima categoría. La cantidad se asemeja a la ficha anual de un solo jugador de la plantilla del Celta, como por ejemplo Daniel Wass. A pesar de todas estas circunstancias, desde Praza de España se mantienen inmóviles, incluso sabiendo que una parte de la masa demanda la creación de esa sección.