La entidad que preside Carlos Mouriño se verá así obligada a reubicar a los socios de esta zona del estadio, para lo cual elaborará un mecanismo que dará a conocer el lunes. Igualmente, ha tenido que cancelar la jornada de puertas abiertas programada para los días 8 y 9 de este mes para que los socios pudiesen comprobar la comodidad y situación de sus asientos “tras la incorrecta y unilateral actuación” realizada por el Ayuntamiento.
Según ha indicado el club, el Concello, “lejos de actuar con premura y diligencia”, le comunicó este viernes por la tarde que las dos bancadas de Río debían permanecer cerradas, sin posibilidad de utilización o visita alguna, desde ese instante y hasta el 17 de agosto, día en el que se jugará el Celta-Real Madrid. La sociedad deportiva, enfadada por estos hechos, incide además en que el Gobierno de Abel Caballero se había comprometido a acometer las obras esta semana que ahora termina y no la siguiente.
“El Concello frustra la iniciativa del Celta de facilitar a los abonados de Río Bajo el acceso a la grada para determinar si, a causa de la incomodidad o desaparición de sus asientos, solicitan un cambio de ubicación en el estadio o incluso la baja con el correspondiente reintegro del dinero del abono. Además, el cierre de la grada reafirma la postura del Celta sobre que las deficiencias de Río Bajo afectan a la práctica totalidad de los asientos y no a los poco más de 300 reconocidos por el Concello”, explica el club.
Esta circunstancia también afectará a los medios de comunicación, que siguen los partidos desde Río, y deja en el aire la retransmisión televisiva prevista. Ante esta situación, el Celta no pondrá de momento entradas a la venta para este partido, ya que este cierre reduce el aforo del estadio a unos 15.000 asientos.
“El club lamenta profundamente el perjuicio que estas medidas del Concello les causan a sus abonados y solicita de nuevo que a la mayor brevedad posible se subsanen las deficiencias detectadas para que los asientos de Río Bajo dispongan de una mínima distancia de separación entre filas que garantice su comodidad. Evidentemente el cierre da la razón al club ya que no se trataba únicamente de poco más de 300 butacas”, apunta la entidad de Carlos Mouriño.
Igualmente, todo esto paraliza las actuaciones que el Celta estaba realizando en la grada para el comienzo de la nueva temporada y los trabajos de los distintos proveedores para el primer encuentro de Liga.