El Celta, a pesar de encontrarse en su mejor momento deportivo en diez años, no logra conectar con su afición. Para encontrar una entrada en Liga más pobre que la de este miércoles hay que irse hasta el mes de febrero de 2012, con el equipo todavía en Segunda, cuando un duelo ante el Recreativo reunió a unos 7.500 aficionados en el coliseo celeste.
La asistencia a Balaídos está descendiendo de un modo preocupante y este miércoles quedó patente una tendencia que ya se viene observando durante toda la temporada. La media de espectadores en Liga esta campaña es de 17.138, lo que supone un 6,6 % menos respecto al curso pasado. En comparación a la temporada 2014/15, el descenso es del 10,5 %.
La pasada campaña, el partido de Liga que menos espectadores congregó en Balaídos fue el que enfrentó al Celta con el Atlético de Madrid. En aquella ocasión fueron 13.550 aficionados los que acudieron al estadio, pero hay que recordar que este encuentro estuvo a punto de ser suspendido por las lluvias que provocaron inundaciones en los aledaños de Balaídos horas antes del choque.
Esta temporada, esta baja asistencia no solo se está dejando notar en Liga. Los datos referentes a las otras dos competiciones en las que participa el Celta, no son mucho mejores e incluso en la Copa son peores. Y es que la media de espectadores en los cuatro encuentros de esta competición que el conjunto celeste disputó en Balaídos es de solo 15.419. De hecho, al histórico partido de semifinales ante el Alavés apenas asistieron 19.000 espectadores.
En Liga Europa, los datos también son pobres. A pesar de que el Celta juega esta temporada competición continental tras diez años de ausencia, este hito no ha entusiasmado al celtismo. La media en los cuatro partidos disputados hasta ahora es de solo 17.227 espectadores.
Estas pobres cifras no preocupan a Carlos Mouriño. O al menos eso declaró el pasado lunes en su encuentro con los medios de comunicación. El presidente sacó pecho por el dato de que el número de abonados apenas haya bajado y restó importancia a la poca asistencia al estadio. Mouriño achacó esta bajada de espectadores a las deficiencias en la reforma de la grada de Tribuna que provocan incomodidad para el aficionado. De hecho, destacó que con la vieja Tribuna no llovía y que ahora, tras la remodelación, sí que llueve en la grada. Este miércoles, no obstante, no cayó ni una gota durante el encuentro ante el Espanyol y Balaídos presentó la peor entrada en muchos años.