El naufragio que conmocionó Baiona ocurrió la noche del 31 de diciembre de 1948 en Cabo Silleiro, a escasos metros del lugar donde hoy se levanta el Talaso Atlántico. Durante el homenaje, Arnhild aseguró que “después de haber vivido la ciclogénes de estos días, ahora entiendo que la gente me diga que más que una superviviente, soy un milagro.” “Es la primera vez que, estando en Galicia vivo un tiempo similar al de aquel 31 de diciembre de 1948”, añadió. Arnhild Utheim (Arnild Karlsen, cuando ocurrió la tragedia), aseguró que el laborioso trabajo de documentación realizado para el acto conmemorativo de hoy, le ha ayudado para “juntar piezas del rompecabezas de mi vida”. Arnhild agradeció a todos los promotores del homenaje, Concello de Baiona y Talaso Atlántico, y alabó el cariño que siempre recibió de Baiona y de sus habitantes, especialmente de la familia que durante años se ocupó de cuidar las tumbas de su familia. “Para mí Baiona es mi segundo hogar y aquí tengo una hermana pequeña, Arnilda”, en alusión a Arnilda Estévez, hija de uno de los marineros que ayudó en el rescate de los restos del Thalassa y que decidió llamar así a su hija, nacida unos meses después de la tragedia.
La directora del Talaso Atlántico, Rosana Canda, explicó que el homenaje de esta mañana nació hace años, cuando algunos clientes les preguntaban si el nombre del hotel tenía que ver con el barco hundido. “Y de ahí surgió la necesidad de rendirle homenaje a esta familia y pensamos que estábamos en deuda con las víctimas y quisimos poner nuestra granito de arena”, agregó Canda.
El acto conmemorativo comenzó con una ofrenda floral donde descansan los restos mortales de los padres y hermanos de Arnhild, en el cementerio de Baiona. A continuación, el alcalde de Baiona, Ángel Rodal, acompañado de la directora del Talaso Atlántico, Rosana Canda, descubrieron una placa conmemorativa en la rotonda de Cabo Silleiro, lugar que a partir de hoy pasará a llamarse Mirador del Thalassa. El alcade de Baiona, Ángel Rodal, subrayó el vínculo que Arnhild tiene con Baiona y los baioneses: “Este lugar no fue elegido al azar. Está situada entre la zona en la que tuvo lugar el trágico naufragio y la playa “sin arena” en la que despertó una pequeña Arnhild de tan sólo 10 años ayudada por dos soldados que la llevaron al hospital, devolviéndole esperanza”. Rodal añadió que “a partir de hoy, con esta placa, su recuerdo permanecerá todavía más anclado por siempre entre nosotros”.
El homenaje se cerró con la presentación de una maqueta del barco que estará expuesta permanentemente en el hotel y cuya construcción supuso un laborioso trabajo de documentación ya que apenas existían imágenes del crucero. Según explicó Francisco Alonso del Río, del Talaso Atlántico, “nos encontramos con muchos clientes y amigos que nos preguntaban por la historia del barco. Esa similitud fonética entre nuestro nombre y el del barco nos empujó a inverstigar en la historia. Luego conocimos a Arnhild y empezamos a investigar sobre el barco”. Según Alonso del Río, la investigación duró varios años fruto de la dificultad de encontrar documentos sobre el barco hasta que finalmente pudieron conseguir los planos y algunas imágenes.
El Thalassa había sido construido en 1930 en un astillero en Orilia (Canadá), encargo de C.O. Stillman, el comodoro del Real Club Náutico de Canadá. Stillman utilizaba el Thalassa para viajar todos los años de Toronto a Florida. El barco hundido era el segundo que encargaba con este nombre. A su muerte, el Thalassa fue vendido y acabó como buque de entrenamiento de apoyo en la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, pasó a ser propiedad de la familia Karlsen, con la intención de viajar a las Galápagos.
Maqueta
La compañía canadiense Ditchburn Boats Ltd, responsable del diseño y construcción del Thalassa, dio sus primeros pasos construyendo canoas, pero se hizo muy famosa con un modelo de lanchas motoras denominadas «runabouts». El Thalassa disponía de un bote de remos y una «runabouts”.
El barco tenía 30 metros de eslora y motores diésel de 200 cv. Conjuntamente con la maqueta se expondrán en el hotel documentos oficiales de la época y noticias que relataron la tragedia cuando se hundió en 1948.
La maqueta es obra del modelista José Rodríguez Fernandez, miembro de la Asociación de Modelismo Naval de Galicia, Amonaga. El trabajo se pudo desarrollar gracias a los planos originales del Thalassa (1930), y con la ayuda de fotografías en blanco y negro de las distintas estancias de la embarcación. Las tareas de construcción de la maqueta ocuparon alrededor de dos mil horas de un minucioso trabajo. Para la estructura de sobrecubierta fue elegida madera de ukola, o caoba de África, una de las maderas de mejor calidad y más bellas del bosque tropical africano.
La historia del naufragio
El Thalassa llegó al puerto de Vigo procedente de Stavanger (Noruega) el 24 de diciembre de 1948. Atracó en el Club Náutico de Vigo y pasó allí las navidades. Su tripulación, compuesta por quince personas entre los que se encontraba la familia Karlsten y la familia Tampa, viajaban rumbo a las Galápagos con el fin de establecerse allí en el negocio de la salazón iniciado por unas compatriotas. El 31 de diciembre decidieron reanudar su viaje pero el mal tiempo les hizo cambiar de idea al llegar a Cabo Silleiro. El Thalassa acabó chocando contra la roca conocida como A Punta do Lobo, y se partió en dos. Jaime Estévez, un marinero de Oia cuya mujer estaba embarazada, participó en las labores de recuperación de los restos del naufragio. Murieron todos los miembros de la tripulación, excepto una niña de diez años, Arnhild Karlsen, que apareció a la mañana siguiente varada entre las rocas y fue auxiliada por soldados del destacamento militar del faro. Cuando la mujer de Estévez dio a luz, decidieron llamar Arnilda a su hija en honor de la superviviente del naufragio. En 2012, Arnhild Karlsen (ahora Arnhild Utheim) y Arnilda Estévez se conocieron en una visita que aquélla hizo a Baiona para visitar las tumbas de su familia.