El rescate se prolongó durante varios días debido a las dificultades encontradas para llegar hasta la zona en la que se hallaba el cadáver. La instalación de unas bombas de achique en la parte alta de la cascada permitió, finalmente, reducir el caudal del río para que los efectivos desplazados pudieran acceder a la grieta en la que quedó encajado el barranquista.
En este complejo operativo participaron los miembros del GES de Lobios, agentes de la Guardia Civil, un equipo del Servizo de Gardacostas de Galicia y varios voluntarios y efectivos de emergencias de diferentes organismos portugueses.
Los equipos lusos colaboraron con los servicios españoles después de que se activara el protocolo ARIEM 112. Cuando el pasado sábado el CAE 112 Galicia recibió la llamada de auxilio de los tres compañeros del fallecido, se ejecutó este protocolo con el objetivo de coordinar los servicios de emergencias que intervinieron de uno y otro lado de la frontera.