La tradición, que data de varios siglos, establece que los devotos que padecen enfermedades o tienen problemas y se ofrecen a Santa Marta vayan en procesión dentro de ataúdes portados por sus familiares tras la misa mayor por lo que esta imagen ha dado la vuelta al mundo. Van detrás de la imagen de Santa Marta, que sale en procesión junto a Santa Ana y San Benito, tras la misa de las 12 del mediodía, en la iglesia de San José de Ribarteme y rodeados de miles de fieles y otros tantos curiosos.
Este año, la comisión de fiestas ha reservado cinco ataúdes aunque hasta última hora de este miércoles eran cuatro los ofrecidos a la santa. Si aparecen más devotos que quieran acudir en procesión deben aportar sus propios féretros ya que los organizadores tan sólo cuentan con estos cinco que han recibido como donaciones o han ido adquiriendo para ir renovándolos.
Según publicó «The Guardian» en 2008 en su suplemento de viajes, es la segunda fiesta más rara del mundo. Se trata del mismo diario británico que catalogó la playa de Rodas como la mejor del planeta.