El Sol fue el mejor aliado del 20 aniversario de la Festa da Arribada y las calles de Baiona lucieron este sábado sus mejores galas para celebrar que hace 522 años llegaba la carabela «La Pinta» al mando del navegante Martín Alonso Pinzón y pilotada por el vecino de la villa Cristóbal García Sarmiento.
Un goteo incensante de visitantes comenzó a llegar desde primera hora de la mañana a Baiona y a mediodía ya era prácticamente imposbile moverse por sus callejuelas. En esta ocasión no hubo grandes atascos, aunque el tráfico de vehículos fue incesante, y el barco que recogía a los pasajeros en Panxón ayudó en gran medida a aliviar la afluencia de vehículos.
Adiós a la Edad Media y bienvenido el Renacimiento. Baiona fue el primer lugar en el que se recibió la noticia del Descubrimiento de América y el Real Mercado Medieval es un atractivo único que recibió de nuevo a miles de visitantes.
Ofrenda floral y salvas
La ofrenda floral ante el monumento a Pinzón y el disparo de salvas desde la Fortaleza que preside el Monterreal abrieron oficialmente las fiestas. En presencia de los alcaldes de los pueblos hermanados, Palos de la Frontera (Huelva), Santa Fe (Granada) y Pornic (Francia), el vicepresidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, y el alcalde de Baiona, Jesús Vázquez Almuiña, fueron los encargados de abrir la fiesta.
Declarada en 2010 Fiesta de Interés Turístico Nacional, Baiona se ha propuesto lograr el máximo galardón y junto con Santa Fe de Granada y Palos de la Frontera ha solicitado formalmente que las tres sean declaradas Patrimonio de la Humanidad como Lugares Colombinos de España.
Teatro a gran escala
Un teatro a gran escala, con público, escenario y actores al alcalce de la mano. Los protagonistas de la fiesta de La Arribada se entregan en alma y cuerpo para convertir Baiona en el último mercado medieval y el primero del Renacimiento tras la noticia del Descubrimiento de América. Nada más y nada menos que 522 años después, la llegada de la carabela ‘La Pinta’ fue celebrada por todo lo alto, especialmente por los hosteleros que vieron sus establecimientos abarrotados por un aluvión de clientes que solucionan parte del largo y poco poblado invierno que vive la villa
Juglares, cetrería, tiro con arco, oficios artesanales y, sobre todo, comida y bebida para los miles de visitantes que abarrotan el mercadillo que en esta ocasión no tuvo tregua desde primeras horas de la mañana. El pueblo se echó a la calle ataviado de época para recibir a los miles de invitados y el sol lució durante toda la jornada. El gremio de artesanos fue el más numeroso y cesteros, canteros y herreros mostraron su trabajo a todos los visiantes.
Xabier Garrido, el escultor de Oia que prepara un monumento a los voluntarios del ‘Prestige’, era unos de los artistas que en la Plaza del Concello golpeaba la piedra. En la playa de Ribeira, la exhibición de cetrería congregó ya a mediodía a cientos de personas que se desparramaron por la villa, desde el puerto hasta la iglesia de Santa María. Talleres para niños y representaciones teatrales en cada esquina adornaron una jornada multitudinaria.