Destaca la colaboración ciudadana, insiste en que la descoordinación es absoluta por parte del 112 y señala que no hay voluntad política para solucionarlo. Hace año y medio denunció el caos originado en el incendio de Fandicosta, ahora dice que la situación es peor. “Si los Bomberos de Vigo no podíamos hablar con la centralita del 112 porque estaba colapsada, no me quiero imaginar a vecinos en peligro”, asegura Miguel Ucles. Este bombero del parque municipal de Vigo estuvo también en Chandebrito, donde fallecieron dos mujeres. «No hubo medios ni coordinación», alerta.
¿Después de dos días tan duros, qué sensación tienen desde la Plataforma de Bomberos Públicos de Galicia?
La primera sensación es de agradecimiento a todos los ciudadanos y vecinos porque se demuestra que con una actitud honesta y con tanto sacrificio contra todo se puede luchar. Y por otro lado, frustración, pero de frustración positiva, de aprender de lo que no funciona y denunciarlo para sacar conclusiones. Lo preocupante es que estas situaciones ocurren y van a volver a suceder si no cambiamos toda la forma de gestionar las emergencias y la forma de cuidar el monte.
¿Cuál es el estado en el que se encuentran ahora los montes de Vigo, cómo está lo que llamábamos cinturón verde?
Pues ahora es negro, ya no tenemos cinturón verde, esa es la definición. Ayer, durante las horas de descanso y antes de entrar de nuevo de guardia, estuvimos recorriendo la zona y la sensación es que hemos perdido nuestro cinturón verde. Haría falta que el máximo responsable político de la ciudad tuviera la capacidad de afrontar esto de una forma muy valiente. Lo que se necesita ahora es una repoblación del monte y en este caso pongo un ejemplo concreto, el de A Madroa. Aquí se contuvo muy bien el fuego y hay que valorar el esfuerzo de la asociación vecinal que ha trabajado durante años para valorar el bosque autóctono. Se ve claramente que aguantó mucho mejor el fuego y ese es un buen ejemplo a seguir para todo el cinturón de Vigo.
¿Qué diferencia hay cuando el fuego alcanza un bosque de carballos a uno de eucaliptos?
La diferencia es evidente. Un bosque autóctono tiene una variedad de árboles con una garantía térmica y una gran capacidad para soportar las temperaturas altas y además mantiene la zona baja de foresta con una humedad óptima. Eso genera un pulmón verde y húmedo. Sin embargo, el monocultivo del eucalipto hace lo contrario, desertiza la tierra, baja el factor de humedad y lo llena de un manto seco que es gasolina. Además, el eucalipto necesita fuego para ser invasivo, porque se da donde hay terreno seco, busca ese sistema. Estamos plantando Galicia con gasolina.
¿Cómo estaban los montes de las parroquias de Vigo?¿Abandonados?
La gestión comunal no se puede derivar en intereses concretos para grandes corporaciones, celulosas o biomasas. Se nota mucha diferencia cuando se mantiene un bosque autóctono vivo, cuando la población lo utiliza. Están muy bien los roteiros por todo Vigo, que consiguen que la gente conozca sus montes, pero hay que dar un paso más para recuperar el bosque real, el autóctono. Por ejemplo, en la falda del Galiñeiro y del Alba se puede ver la diferencia que hay. Hay que hacer un plan a medio y largo plazo, no a corto plazo porque realmente hay que dejar una herencia digna del paraíso que tenemos en Galicia y no lo estamos valorando.
Hace un año hablábamos de descoordinación del 112 durante el incendio de la nave de Fandicosta, ¿en este caso de los incendios ha mejorado la situación, está igual o ha empeorado?
Peor, porque si no se ha hecho nada en año y medio es que ha empeorado. En este caso llevamos denunciando como colectivo profesional que es necesario un mapa de emergencias que garantice a todos los ciudadanos ese servicio de garantía. Los políticos solo se han dedicado a discutir y hacer mesas de valoración, no nos han sentado en la mesa para dar soluciones. Los trabajadores del 112 se han puesto en huelga por la situación insostenible en la que están y todo sigue igual. Lo único que sucede es que han cambiado de base, el modelo de emergencias está totalmente colapsado y el ejemplo están en estos días. ¿Por qué? Porque no tienen un protocolo de actuación que sea capaz de de asumir estas situaciones. Y tiene un plan estratégico que no utiliza. Y cuando lo utiliza, los que estamos trabajando no sabemos ni que se ha activado. No tienen forma de hacerlo funcionar. La realidad es que estamos peor, las soluciones no llegan ni se escuchan a los que tienen criterio profesional.
¿Perdón, dice que estos días estuvo colapsado el 112, significa que intentaban hablar con ellos y no podían?
Sí, sí, totalmente colapsado. Yo tuve durante las intervenciones el manos libres para ver si podía coordinarme con ellos y durante horas salía la centralita diciendo “espere un poco más, espere un poco más”. Era imposible. A otras esferas sé que asesores y jefes decían que no daban abasto y que tenían a todos funcionando, pero que no podían hacer nada. Pero es que todos son muy pocos. Evidentemente, en esta situación no, pero es que Ourense lleva todo el verano ardiendo. No se ha hecho un plan estratégico, a 1 de octubre quitaron brigadistas del monte. Aquí hay una responsabilidad política que roza la delincuencia.
Si los profesionales que participaban en la extinción no podían hablar con el 112, ¿qué ocurrió con los particulares que llamaban pidiendo ayuda?
Lo tendrían que decir ellos, pero si nosotros no éramos capaces, no me quiero imaginar la sensación de frustración que podían tener los vecinos en peligro. También las redes a través de internet se utilizaron muchísimo. Todo el mundo funcionaba a través de whatsapp, porque nosotros mismos en el terreno lo hicimos con emisoras, teléfonos particulares… las redes generales no funcionaban y cada cuerpo estaba aislado en su red, no estábamos conectados.
¿Desde qué zonas llegaron llamadas a Bomberos de Vigo?
Desde todos lados, pero lo que no puedes hacer es usar solo los recursos de una zona cuando realmente puedes utilizar los de todo el territorio. Eso tiene que organizarlo el mapa de emergencias y recursos. Además, otro problema es que mucho material está en manos de voluntarios, por lo que no puedes movilizarlos de forma inmediata. No se puede confundir con la actitud voluntariosa que han tenido los ciudadanos, que ha sido excelente, pero para estas situaciones necesitas profesionales que puedan coordinar a los vecinos, personas con experiencia que tengan una continuidad, no se pueden contratar por tres meses y después echarlos a la calle.
¿Qué ayuda externa recibieron, llegaron bomberos de fuera, militares, agentes forestales…?
A tiempo no, y no es porque no quisieran. Por suerte, recibí llamadas desde todos lados de España de compañeros que estaban dispuestos a venir. Conozco casos de bomberos que querían movilizarse y no tenían medios. Y después existe el problema de que no existe el plan de emergencias que coordine y dimensione esas ayudas. Si vienen organizados es gente muy útil, pero si vienen de forma convulsa, porque quieren ayudar, quién los asesora, no conocen el territorio, no tienen capacidad de movimiento… No se puede intentar traer a gente cuando la situación ya es caótica. Estuve en Chandebrito, donde el caos era total, nosotros encontramos a las dos mujeres fallecidas y allí no había nadie, ningún tipo de medio de extinción, estaban los policías sacando a la gente de sus casas. La UME (Unidad Militar de Emergencia) llegó cuando ya había ardido todo, no son cuerpos óptimos para estas situaciones. Aquí lo importante es anticiparse y tener una previsión. Y es que aquí se dice que un fuego está controlado cuando ha ardido todo y eso no es un fuego controlado.
Respecto a los incendios en el casco urbano de Vigo, circula la teoría de un grupo organizado quemando en varias zonas de la ciudad. ¿Hay esa percepción en los Bomberos, que el domingo había gente plantando fuego?
Yo estuve las últimas horas de la noche por el casco urbano y teníamos muchas falsas alarmas. Dimos muchos vueltas y nos encontrábamos con que no había nada o eran pequeños conatos. Yo no he visto a nadie plantando fuego y la realidad es que eso sería la gota que colma el vaso, pero esa gota no es la que llena el mar. No sé si me explico. Puede ser una situación puntual, puede que haya personas cometiendo actos delictivos, pero eso no es la realidad absoluta, hay que ver la situación global. Durante las horas que trabajé pude ver mucho caos, mucho pánico, y en esos momentos se pueden interpretas muchas cosas, pero yo no vi ninguna de esas situaciones.
¿Considera creíble la otra teoría de que las pavesas de los incendios en el rural llegasen al centro de la ciudad y provocasen fuegos en parcelas?
Como pudimos ver esa noche las situaciones eran excepcionales, tuvimos vientos cálidos con una velocidad muy alta, teníamos una constante térmica inusual para esta época, el grado de humedad era del 27%… era algo extraordinario. Yo vi situaciones en el momento que no he visto en el monte gallego. Ante este panorama, era fácil que sucediesen cosas excepcionales.
¿Es pesimista de cara al futuro, cree que habrá reacción por parte de los responsables políticos?
Nosotros vamos a seguir denunciando y creemos que la sociedad está cada vez más concienciada. Eso me da esperanzas. Vamos a seguir luchando para que las cosas se hagan bien para dar al ciudadano un servicio con garantías. No es pesimismo, en estos momentos hay que ser crítico y constructivo.