Según indicaban, una niña pequeña se había quedado encerrada en el automóvil, al lado del cual se encontraban “visiblemente nerviosas” la madre y una amiga, que contaron que mientras descargaban los enseres para ir a la playa se había dejado sin querer las llaves en el asiento trasero, comprobando luego al cerrar el portón del maletero que se habían bloqueado todas las puertas.
La niña, de dos años, se encontraba de pie en el asiento del conductor y se mostraba tranquila, pero sudaba a consecuencia del calor a pesar de encontrase el vehículo a la sombra. Dado que llevaba diez minutos en esa situación, los agentes decidieron romper la ventanilla triangular trasera complementaria con la pata de cabra del vehículo policial para causar el menor daño posible al coche.
De esta manera, consiguieron coger las llaves para abrir el coche. Tras sacar a la menor, esta fue examinada por el personal del puesto de socorro de la propia playa, que constató que estaba en perfecto estado.