Según se informaba, un hombre estaba intentando agredir a una mujer con un arma blanca en un domicilio, por lo que el cuerpo municipal se dirigió de urgencia al lugar indicado. Una vez allí encontraron el portal del edificio abierto y empezaron a escuchar “gritos e increpaciones ininteligibles”.
Tal y como indica la Policía Local en un comunicado, los efectivos desplazados subieron corriendo las escaleras hasta llegar al piso en cuestión, que también tenía la puerta abierta. Dentro observaron a un hombre vociferando y con un cuchillo en la mano. Al verlos, el sujeto “comenzó a bracear” y a increparles en un idioma que los agentes no lograron identificar.
“Se le solicitó que soltase el cuchillo, manteniendo una distancia de seguridad debido al estado de alteración que mostraba, mostrándose reacio, pero soltándolo finalmente”, relata el cuerpo municipal. Tras ello, los policías observaron a dos mujeres en el suelo del pasillo, una de ellas tendida y siendo asistida por otra más joven, por lo que solicitaron la presencia de una ambulancia.
La mujer que estaba postrada sobre el suelo contó, entre sollozos, que el presunto agresor era su marido y que poco antes habían iniciado una discusión durante la cual él había sacado el cuchillo y la había golpeado repetidamente en la cara con el mango. De hecho, presentaba el pómulo izquierdo inflamado y varios arañazos.
De este episodio fue testigo la hija, la joven que la atendía, que corroboró la versión dada por su madre. Ante esta situación, se detuvo al acusado, natural de Marruecos y 52 años de edad, por un delito de violencia de género.