La alerta procedía de una ciudadana que, cuando salía de un establecimiento hacia la vía pública, observó que una mujer caminaba llorando por la calle mientras pedía auxilio y gritaba que su marido le había pegado y que quería llamar a la policía.
Una vez que los agentes llegaron al lugar, la presunta agredida relató a los policías que esa mañana había discutido con su pareja y que no se habían visto en todo el día pero por la tarde, a la hora de entrar en el albergue en el que residen, se había cruzado con su compañero, quien sin mediar palabra la había golpeado en la cara.
Añadió, además, que no es la primera vez que le pega pero que no quiere denunciarlo. Los agentes se percataron de que la mujer tenía una rojez en la cara que afectaba a la mejilla y a una de las orejas.
Ella facilitó las características físicas de su compañero sentimental, que fue localizado en el albergue. No obstante, el acusado negó los hechos y mantuvo que no había visto a la mujer en toda la tarde.
Tras realizar diversas gestiones, entre ellas determinar las horas a las que ambos pudieron acceder al albergue, la Policía Local detuvo al sospechoso.