Según indicaba, el hombre tiene 75 años y llevaba unos quince días sin ser visto a pesar de que solía encontrárselo con frecuencia. Además, su preocupación era mayor si cabe por la situación personal del septuagenario, que arrastra una enfermedad psiquiátrica, y porque de la casa emanaba un mal olor muy fuerte. Asimismo, advirtió de que por las rendijas de la vivienda había visto muchas ratas.
Ante estos indicios, el cuerpo municipal inició los trámites necesarios para localizar al hombre mediante una consulta en la base de datos del padrón municipal, que permitió averiguar sus teléfonos de contacto. No obstante, todas las llamadas efectuadas resultaron infructuosas.
Una patrulla se entrevistó con la alertante en su casa, que les contó que el desaparecido suele tener varias rutinas que permiten que se le vea y por lo tanto tener trato con él. De hecho, ella se encarga de darle la medicación para los trastornos que padece y también se preocupa de controlar su asistencia a las consultas médicas que tiene que realizar. Fue a consecuencia de una de esas citas, fijada para el pasado lunes, que saltó la alarma.
La Policía tampoco pudo localizar a algún allegado, ya que el señor ya no tenía trato con su familia. Las pesquisas a partir de aquí se centraron en un posible internamiento en un centro médico, algo que fue descartado al averiguarse que había sido ingresado el mes pasado, pero fue dado de alta la última semana de marzo.
Permiso judicial
Todo indicaba un desenlace fatal, lo cual justificó la solicitud de entrada en el domicilio que fue dirigida al juzgado de guardia, trámite realizado tras agotar las otras vías. El órgano judicial autorizó la medida y pidió la presencia de una dotación de bomberos para abrir la puerta. De esta manera, se consiguió entrar y verificar que el hombre no se encontraba en el interior.
Los agentes comprobaron que la existencia de ratas en el domicilio se debía a la presencia de comida en estado de putrefacción en la vivienda, que a su vez había provocado un mal olor que se veía incrementado por la acumulación de bolsas de basura en todas las estancias, en lo que parecía un caso de Síndrome de Diógenes.
Así, los policías precintaron la vivienda y tramitaron un informe para que los asistentes sociales se hicieran cargo de la situación. También informaron a la alertante de que su vecino no se encontraba en el interior de la casa.