La política de humanización urbana impulsada por el Ayuntamiento de Vigo continúa avanzando con la fase final de las obras en la calle San Roque. La intervención se concentra en el tramo comprendido entre las calles Gregorio Espino y Ruiseñor, y supone la culminación de un proyecto integral que busca revitalizar uno de los ejes de la ciudad, priorizando la calidad de vida de los vecinos y la sostenibilidad del espacio público. La magnitud del proyecto se refleja en su presupuesto: una inversión de un millón novecientos noventa y tres mil euros.
El alcalde de Vigo, Abel Caballero, ha destacado el «muy buen ritmo» de las obras, cuya ejecución tiene un plazo de diez meses y se encuentra ya en una fase muy avanzada. La intervención no solo se centra en la mejora estética y funcional, sino en una renovación profunda de las infraestructuras vitales, aspecto crucial para la seguridad y la salubridad del entorno.
Retirada de fibrocemento y nuevas redes
Uno de los puntos clave de la actuación es la renovación integral de las redes de servicios. Según ha confirmado Caballero, el tramo de un cuarto de kilómetro que está siendo mejorado implicaba la retirada de las antiguas conducciones de saneamiento, que estaban compuestas por fibrocemento. Esta sustitución es una prioridad sanitaria y ambiental, garantizando la eliminación de materiales obsoletos y la instalación de nuevas redes de saneamiento, abastecimiento, pluviales y fecales.
La obra asegura la funcionalidad de la calle para el futuro, integrando la modernización de las infraestructuras con la creación de un entorno más amable para el ciudadano.
Más espacio para el peatón y una nueva plaza
El enfoque principal de la humanización en este tramo de San Roque es la redefinición del espacio público en favor del peatón. Se está destinando mucho más espacio para las aceras, garantizando así la comodidad y la seguridad de la circulación a pie.
Además de ampliar las zonas peatonales, el proyecto contempla la creación de un nuevo pulmón urbano. Se construirá una plaza nueva en el cruce entre las calles San Roque y Couto de San Honorato. Este nuevo espacio se diseñará con una combinación de zonas de gradas que «envuelven espacios verdes», creando un punto de encuentro y descanso que dotará al barrio de un nuevo centro neurálgico para la convivencia.

En cuanto a la movilidad rodada, la calle adoptará un sentido único de circulación y se organizarán zonas de aparcamiento entre la calle Talude y la Avenida de Gregorio Espino, un reajuste que equilibra la necesidad de aparcamiento con la priorización del flujo peatonal y la seguridad vial.
El proyecto se completa con la instalación de nuevo mobiliario urbano (bancos, papeleras y aparcabicis), así como la creación de nuevas zonas ajardinadas. Con esta inversión millonaria, el Ayuntamiento de Vigo «va a culminar toda la humanización de la calle San Roque», integrando este eje en el mapa de las calles renovadas que definen la transformación urbanística de la ciudad.

























