Pero a medida que avanzaron las horas todo fue cambiando poco a poco. Y cuando dejó de caer agua, pasadas las 20.00 horas, la Porta do Sol y todas las calles aledañas consumaron el lleno. No cabía un alfiler, todo estaba “abarrotado”, en palabras de un Caballero que habló en gallego, castellano e inglés. “Se nos quedó pequeño”, asumió.
El alcalde había llegado minutos antes de las 21.00 horas y luego procedió al encendido. El árbol fue el gran protagonista, que deslumbró a todos los presentes con su juego de luces y su música de John Lennon y Piratas del Caribe. También los fuegos artificiales y la ‘nieve’ encandilaron a los miles de asistentes que se arremolinaron alrededor del abeto.
Nada más acabar el acto, los primeros que esperaban su turno para entrar en él corrieron a su interior para presenciar por sí mismos el espectáculo de luz y sonido.