Allí podrán disfrutar de la habitual pista de hielo, que este año gana en dimensiones y vistosidad. Pasará de 35 a 50 metros de largo y estará ornamentada con vegetación natural a los lados y una medianera divisoria que también incluirá decoración. Además, permitirá deslizarse dibujando una curva ovalada en lugar de cuadrada como en años anteriores. “Será una pista de hielo diferente, más al estilo europeo para adaptarnos a las nuevas tendencias. Hacemos un óvalo de 50 metros de largo y 20 metros de curva”, explica Rubén Pérez, presidente de la asociación.
La empresa Invernalia será un año más la encargada de explotar la oferta festiva de esta Navidad en la zona del Náutico. Una sugerencia que se ha puesto sobre la mesa es la de dejar al aire libre una parte de la pista, la más cercana a la piscina. Así, la gente podría ver a los patinadores desde las barandillas situadas en la cubierta de la Estación de Ría y el parking robotizado, lo que propiciaría una estampa “muy vistosa”. Sobre esa plataforma se colocarán las atracciones infantiles.
Por el momento es sólo una posibilidad que tiene a la lluvia como principal enemigo. De todos modos, en el peor de los casos seguiría existiendo la opción de retrasar la curva de la pista y poder patinar a cubierto.
También será más grande la rampa de nieve, que este año tendrá una superficie diferente, de hielo natural creado a través de una máquina que enfría líquido a gran velocidad. Esta atracción, de 50 metros de largo, ampliará de uno a tres sus carriles para que hasta tres personas puedan descender por ella a la vez y así reducir esperas.
Tanto a la pista como a la rampa –que mantendrán sus precios en la línea del año pasado, con distintos paquetes en función del tiempo, del número de personas y de si se necesitan patines o no- les acompañarán eventos y zona de hostelería para ofrecer una oferta completa a vigueses y visitantes. La previsión inicial es tener todo en funcionamiento una vez que se active el alumbrado navideño en la ciudad, el 23 de noviembre.