Se trata de un servicio cada vez más demandado ante el aumento de ancianos que viven solos o con un familiar de avanzada edad que no puede con el peso del accidentado. Al suceder esto, una patrulla se desplaza a la vivienda en cuestión e intenta acceder a ella de la forma más sencilla posible y levantar a la víctima. Habitualmente se consigue que abra un familiar, pero en ocasiones puntuales se ha tenido que recurrir a las escaleras de los bomberos para entrar por la ventana.
El número de estos “servicios humanitarios”, como los califica la Policía Local, llegó a los 1.565 en 2018. “No por el hecho de carecer de una trascendencia equiparable al de otras intervenciones de mayor calado social dejan de merecer la misma atención e implicación”, señala a este respecto el cuerpo municipal.
“De hecho, por las características de las mismas resultan las más gratificantes de resolver, en mayor medida por la sincera gratitud mostrada por las personas auxiliadas”, añade la Policía Local.