Así pues, el viernes, día en el que se generan importantes atascos a partir de primera hora de la tarde, se vivirá una importante prueba de fuego para saber si se cumple lo prometido. Esa jornada deberían funcionar a pleno rendimiento todos los carriles, pero aún en estas últimas horas previas a la conclusión anunciada el trasiego de maquinaria sobre la vía aún es elevado.
No sólo eso. Fomento ya avisó de que las labores que se acometen forman parte de la segunda fase de la mejora del puente y todavía queda por iniciarse una tercera y última fase. Ésta se corresponde con “la rehabilitación del antiguo tablero metálico debido a su exposición durante 40 años a un ambiente marino”.
Ello implicará inconvenientes para los conductores pero está por ver de qué calibre. El Ministerio aseguró que las obras se desarrollarán “con mínimas afecciones al tráfico”, pero afecciones al fin y al cabo, algo de lo que no se informó en un inicio, ni cuando comenzó el grueso de la ampliación ni cuando se anunció la reforma de la superficie.
Así pues, la incógnita sobre la continuidad de las retenciones que sufren los usuarios sigue latente. Aunque el departamento que dirige Íñigo de la Serna no lo ha confirmado oficialmente, lo que se espera es que los trabajos se trasladen a la noche, para así no interferir en exceso en la circulación de vehículos. La duda se resolverá en las próximas horas.