La solución dada es la colocación de un desfibrilador (DAI), el cual ya estaba pendiente de su colocación hace un año. Posteriormente tendré que someterme a un cateterismo para la colocación de al menos un stent. Cada vez que se me asigna una fecha para la colocación del DAI se pospone. No hay una explicación favorable y dan excusas poco fiables.
Hay un riesgo de infarto coronario y sigo aquí en esfera. La próxima fecha es el 18 de noviembre, aun sin confirmar. Por si esto no fuera suficiente, el día 11 de noviembre intentan cambiarme de la Vela A (cuidados intensivos) para la Vela B, donde las visitas y los horarios no son restringidos, alegando que allí estaré mejor, hasta el 18 de noviembre, día de la intervención; lo que me hace sospechar de un nuevo retraso, ya que, creo que lo que me hace falta es tranquilidad y sosiego.
Esta situación me llevó a considerar el tomar el alta hospitalaria con el riesgo de sufrir una muerte súbita, en vistas de la poca consideración de mi grave estado de salud y no dándome una solución razonablemente rápida.
Se remite mi informe al hospital Juan Canalejo de A Coruña para un trasplante de corazón.
No sé si llegaré a tiempo dada la ineficacia en la gerencia y coordinación de este centro hospitalario.
No así la profesionalidad demostrada del personal sanitario que día a día deben realizar su trabajo con muy buena cara a pesar de la falta de personal y de material para realizar su trabajo correctamente.
Sepan que mis allegados y yo en persona haremos todo lo posible por informar de esta anómala situación al mayor número de personas y medios para que esto tenga una pronta solución. Y lo más importante para que en un futuro próximo no sucedan más este tipo de situaciones a otros enfermos.
Es de Justicia lo que se pide».
El muy paciente Jorge A. Varona Suárez.