Las céntricas calles de El Franco y A Raíña, llenas en los años sesenta y setenta del pasado siglo XX de tascas típicas y de bares, todos ellos abarrotados de estudiantes en las horas del mediodía y del atardecer, son ahora establecimientos dedicados a la gastronomía turística y a las tiendas de recuerdos. Sin embargo, todavía quedan en pie otros lugares como “El Monroy”, frente a la facultad de Fonseca; ”El Coruña”, famoso por sus bocadillos de calamares; y el “Bar Orense” que, como puede apreciarse en la fotografía, aún conserva la misma imagen de antaño. Sin embargo, otros no han tenido la misma suerte, como ha sido el caso de “El 42”, en El Franco, que era una tasca con el suelo de tierra batida y con barriles donde apoyar las cuncas para tomar el riveiro, y que ahora se ha convertido en un afamado restaurante. O “El Patata”, que cerró sus puertas hace poco por motivos de jubilación. Está claro que el progreso no tiene sitio para los recuerdos.