Aunque él mismo confiesa que “pensaba que no recuperaría la mano», el personal médico que le atendió se encargó de lo contrario. La atención en el ambulatorio, donde detuvieron la hemorragia y realizaron los primeros auxilios, así como el rápido traslado en helicóptero hasta Povisa, hospital de referencia en el sur de Galicia para este tipo de casos, resultaron vitales.
“Me llamaron en torno a las dos de la tarde y a las cuatro el paciente estaba en el quirófano”, recordaba este miércoles Enrique Moledo, médico del servicio de Cirugía Plástica y Reconstrucción del centro. En ese momento comenzó una intervención “muy rara” y “compleja”, de siete horas de duración en la que participaron cerca de una decena de profesionales médicos. El único objetivo era que Óscar pudiera volver a utilizar su mano derecha.
Tal y como destaca el doctor Moledo, la labor inicial de coordinación y de conservación de la extremidad efectuada por el centro de salud y el 061 fue “muy importante”. “A veces te llegan en tan mal estado que es imposible recuperar”, apunta. Además, en este tipo de situaciones, “el tiempo apremia”. Al tratarse de un macroreimplante –la herida se sitúa por encima de la mano- el personal sanitario trabaja con un tiempo límite de 6 u 8 horas. “Si nos hubiese llegado a las ocho de la tarde no estaríamos hablando de esto”, advierte.
Óscar estuvo siempre dentro de esos plazos, lo que jugó a su favor. Al no haber perdido mucha sangre pudo ser operado de inmediato. El traumatólogo de guardia, el doctor Rafael Otero, fue el primero en intervenir. Se encontró con el cúbito y el radio partidos, con el agravante de que el corte había sido sucio. “La fractura era abierta y muy compleja. Había perdido tejido óseo”, relata. Tras desinfectar, logró sintetizar los huesos e intentó la reconstrucción.
A partir de ahí, empezaba lo más difícil. Realizar la misma operación con el sistema vascular. Unir arterias, venas, tendones, nervios… Y lo más importante: comprobar que esa conexión funcione y que la sangre “entre y salga” de la mano. Eso es lo que permite determinar que la operación fue un éxito, como así sucedió.
Alta médica
Quince días después del accidente, Óscar podrá recibir el alta. “Este jueves o el viernes la tendrá”, asegura el doctor Moledo. Pero el camino no termina aquí. Quedan por delante alrededor de dos años de recuperación. Muchas horas de rehabilitación, entre Laza y Vigo, y alguna operación menor que habrá que realizar en los próximos meses. Recobrará la movilidad en la mano poco a poco, aunque lo más probable es que nunca llegue al cien por cien. Ahora mismo, apenas puede mover la punta de los dedos y, de hecho, todavía no siente la mano. “Alguna secuela quedará. Es imprevisible establecer el porcentaje de funcionalidades que tendrá”, revela.
Éste es el cuarto macroreimplante que intenta Povisa en los últimos 20 años. De ellos, solo dos pudieron ser viables debido al mal estado en el que llegaron los pacientes al hospital. De ahí que el equipo médico insista tanto en la atención inicial al paciente, en la detención de la hemorragia y en la conservación de los tejidos. No obstante, el índice de éxito suele ser mayor. Ronda el 80 por ciento en España.
Óscar está dentro de estos casos, aunque esta historia le dejará marcado de por vida. De momento, no contempla retomar la actividad laboral. “No creo que vuelva. Ni quiero”, asegura. “Necesito descanso”, añade. Después de que en Povisa dieran el primer paso para conservar la mano, ahora le toca a él seguir trabajando.
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