Pero el partido la ha elegido a ella. Y lo ha hecho porque sabe de antemano que van a perder y no es conveniente quemar a personas mucho más válidas, es mejor alguien gris que no despierta las simpatías de nadie. Del mismo modo que se hace en las partidas de ajedrez: se utiliza el sacrificio de los peones para salvaguardar a las figuras de auténtico valor.
La presentación de la candidata Muñoz ha contado con las principales figuras del Partido Popular e incluso ha habido una intervención por videoconferencia de su presidente: Pablo Casado, de luminoso currículum, por cierto… Y dicen las crónicas que han asistido del orden de mil trescientas personas… Sin embargo, en honor a la verdad, es preciso aclarar que de esas personas asistentes —-y no digamos de las que no han asistido—-, incluso algunas de tradicional simpatía o afiliación al partido, no votarán por Elena Muñoz —-el voto es secreto—-, sino por Abel Caballero.
Elena Muñoz es, en realidad, un peón en una compleja partida de ajedrez que el Partido Popular tiene perdida de antemano. Y lo sabe. Porque el candidato del Partido Socialista, Abel Caballero, actual alcalde de Vigo, volverá a ganar por amplia mayoría. Lo sabe todo el mundo, hasta sus propios enemigos políticos. La gestión municipal de Abel Caballero es un auténtico éxito. Y su singular sentido del humor, poco comprendido incluso por las personas más próximas es, en realidad, un inteligente mecanismo de promoción de su propia candidatura y de la ciudad que representa: ha conseguido situar a la ciudad de Vigo en todos los medios de comunicación, y eso equivale a pingües beneficios para el sector turístico, el hostelero, y el comercio.
Abel Caballero es, con diferencia, el mejor alcalde de Vigo desde la instauración de la democracia. Es el que mejor defiende a la ciudad de Vigo frente a los continuos ataques y cortapisas del gobierno de la Xunta de Galicia y del Partido Popular, y pasará a la historia en un lugar muy destacado. Y el Partido Popular lo sabe. Por eso sitúa a Elena Muñoz, de dudosa valía, en un puesto de sacrificio, para que otras personas del partido realmente válidas no se quemen en el incendio electoral. La presentación de la candidata del Partido Popular ha sido, en definitiva, el fracaso anunciado de unas elecciones municipales que ganará, una vez más, como digo, Abel Caballero.