Según ha informado el cuerpo municipal este lunes, el hallazgo se produjo el pasado jueves, cuando una ciudadana llamó al 092 para alertar de que alguien había arrojado a varios cachorros en un basurero. Esta persona relató que escuchó el llanto de unos animales cuando se disponía a depositar su basura y comprobó que en una bolsa que había en el interior, que estaba llena de excrementos, se encontraban tres cachorros de perro recién nacidos. Dos de ellos estaban todavía vivos y un tercero había muerto.
Efectivos de la Unidad Municipal de Intervención Rural (UMIR) se hicieron cargo de la investigación y, tras pasar el correspondiente aviso al lacero para que recogiese a los canes y los trasladase a la protectora de animales, iniciaron actuaciones para localizar al presunto autor o autores del hecho.
Las gestiones dieron su fruto el pasado sábado. Se estableció un perímetro de estudio y búsqueda de datos y cerca del lugar donde se abandonaron los cachorros se localizó una vivienda cercana donde parecía haber perros.
Los policías se entrevistaron con el residente de la casa, un hombre de 48 años, quien confirmó que efectivamente tenía varios perros, pero ninguna perra que hubiese parido cachorros recientemente. El sospechoso permitió a los agentes que inspeccionaran el lugar y mostró un can macho en la parte trasera de la casa.
No obstante, en otro lugar cerrado los miembros de la UMIR descubrieron una perra y dos cachorros de unos días de vida. Su color y tamaño se asemejaba a los encontrados en el contenedor.
En un primer momento, el propietario negó haber arrojado a los cachorros al contenedor pero finalmente acabó reconociendo los hechos, por lo que fue informado de que se daría cuenta de lo ocurrido a la autoridad judicial y de que podría ser castigado por un presunto delito de maltrato animal.