Se trata de una serpiente de cuerpo robusto y cola relativamente corta. Tiene la cabeza pequeña y poco prominente y el morro agudo. Alcanza una longitud media de 157 centímetros, siendo las hembras un poco mayores que los machos.
Su patrón de color varía con la edad; los ejemplares juveniles son de color gris, salpicado con motas negras, y con un diseño de manchas negras a lo largo de su espalda con forma de H que se asemeja a una escalera de mano, al que debe la especie su nombre común.
En cambio, los adultos son de color pardo amarillento, también con algunas motas negras diseminadas, con dos líneas negras paralelas recorriendo longitudinalmente su espalda. La culebra de escalera no es venenosa. Cuando son crías se pueden mostrar más violentas pero su mordedura es inofensiva.
La ‘culebra de escalera’ es un cazador que se muestra activo principalmente en las horas diurnas y crepusculares. Aunque su periodo de máxima actividad es durante el día existen variaciones regionales y estacionales. Cuando las temperaturas son muy altas en verano desplaza su mayor actividad al amanecer, el atardecer y las primeras horas de la noche.
Es principalmente terrestre, aunque puede trepar a los arbustos y por los riscos. Cuando la radiación solar es alta o hay vientos fuertes suelen refugiarse bajo las rocas. Por las noches se refugian en madrigueras subterráneas, frecuentemente huras abandonadas de roedores. También se esconden en sus guaridas con la llegada de octubre o noviembre para iniciar un aletargamiento invernal, que puede durar cuatro o cinco meses.