Según detalla la compañía, entre los eventos impagados se encuentran el citado campeonato, el III Torneo Internacional Sénior, el Campeonato Gallego de Tenis, el VIII Memorial Genaro Borrás-Trofeo El Corte Inglés, el I Torneo de Maestros al que asistieron Albert Costa, Tomás Carbonell, Javier Sánchez Vicario y Roberto Carretero, la muestra ’75 años jugando al tenis’ que se expuso en la Casa Galega da Cultura y un acto promocional celebrado en la Porta do Sol con motivo de la presentación del II Mutua Madrid Open sub 16.
Ante esta tesitura, Quickcom, que organizó las últimas ocho ediciones del Torneo Internacional de Tenis de Vigo, el más importante que se celebra en Galicia, decidió rescindir su vinculación con el Club de Campo. Afirma que a pesar de haber buscado una solución amistosa al conflicto, las negociaciones para llegar a un acuerdo económico entre ambas partes no han fructificado, por lo que la empresa ha terminado por presentar esta demanda judicial.
Concretamente, la firma reclama más de 30.000 euros, procedentes de los gastos de coordinación, logística, organización, diseño gráfico, impresión y comunicación gráfica, audiovisual y escrita. En esa cantidad también se incluyen las cantidades correspondientes a las gestiones comerciales realizadas con los distintos patrocinadores privados y para optar al concurso de ayudas públicas ante la Xunta de Galicia, la Deputación de Pontevedra y Concello de Vigo. Este es uno de los motivos por los que además denuncia “enriquecimiento injusto” por parte del Club de Campo de Vigo
Según sostiene Quickcom, “la cantidad adeudada está íntegramente facturada y plenamente justificada y corresponde a 41 conceptos y servicios diferenciados, cuya efectiva realización es fácilmente constatable, ya que su evidencia es pública y notoria”. Además, resalta que la compañía completó “el cien por cien» del desarrollo del proyecto ‘Vigo Clay Classic’, que comenzó en 2013 y concluyó en 2015, año del 75º aniversario del torneo internacional.
El club habla de un desfase en las facturas
Por su parte, el vicepresidente segundo del Club de Campo de Vigo, Augusto Álvarez-Borrás, ha declarado a VIGOÉ que la entidad no se niega a pagar por sí mismos los servicios prestados por Quickcom, sino que está en desacuerdo con la cantidad reclamada por la empresa.
“La persona encargada de prestar los servicios ha visto que no iba a seguir trabajando con nosotros y ha aprovechado para pedir una cantidad superior a la facturada en años anteriores por el mismo trabajo”, mantiene Álvarez-Borrás, que habla de “facturas infladas” y de un 35% de desfase con respecto a otros ejercicios.
Además, asegura que se incluyeron conceptos no aprobados por el club. “El desarrollo del torneo puede hacer que surjan cosas y esta persona tomaba la iniciativa sin consultar pensando que ya arreglaríamos luego”, sostiene.
En todo caso, el vicepresidente segundo del Club de Campo de Vigo consideró “desagradable” que el caso se haya hecho público y cree que puede resultar contraproducente para el propio demandante. “Al final Vigo es muy pequeño y uno se acaba perjudicando al airear este tipo de cosas, algo que no era nuestra intención”, apuntó.