Entre los hinchas del Ajax se encontraba un grupo de ultras, que unas horas antes del encuentro se enfrentó con la Policía en Praza da Constitución. Cuando se calmaron los ánimos, estos aficionados fueron conducidos hasta Balaídos escoltados por agentes de la Policía Nacional.
Ya dentro del estadio, la afición del Ajax hizo mucho ruido. Y también tuvo algún que otro rifirrafe con los hinchas locales. El Celta optó por situar a los visitantes en la grada de Fondo, desocupada en este inicio de temporada. Durante el encuentro quedó patente que la ubicación escogida no fue la más adecuada, ya que los ultras holandeses se encararon constantemente con los celtistas que se encontraban en Marcador.
Además, los aficionados del Ajax robaron las pancartas de las peñas Comando y Carcamáns, así como alguna bandera gallega, que se encontraban colgadas de la balconada de Marcador. Los ultras las exhibieron como ‘trofeos de caza’ durante el encuentro. Los ánimos se caldearon especialmente en los primeros minutos del partido, cuando la Policía, que se encontraba posicionada en uno de los vomitorios de Fondo, amenazó con cargar. Y es que estos hinchas se dedicaban a lanzar a Marcador botellas y trozos de los asientos de la grada. Hubo algunos intercambios de golpes, pero la situación se calmó.
Con los dos goles del Ajax, su afición volvió a causar incidentes, destrozando parte del mobiliario de la grada e intentando invadir el terreno de juego. Los aficionados tuvieron que ser frenados por el personal de seguridad del estadio. Tras el partido, la hinchada visitante fue la última en abandonar el campo y volvió a protagonizar incidentes aislados en las calles aledañas a Balaídos.
Pero al margen de estos disturbios, Balaídos también vivió una guerra de decibelios. La afición del Celta intentó acallar los gritos de la enfervorecida afición rival y, a pesar de que la tarea no parecía fácil, lo consiguió en más de una ocasión. Los cánticos holandeses fueron respondidos por los de la hinchada local. Balaídos gritó más fuerte de lo que es habitual. Fue un buen calentamiento para las gargantas de cara al derbi del domingo.