En el minuto 68 el técnico argentino decidió mover el banquillo. El Granada se había hecho con el control del partido y Berizzo optó por reforzar el centro del campo dando entrada en el terreno de juego a Daniel Wass. El sacrificado fue John Guidetti y al sueco no le sentó demasiado bien.
Cuando el cuarto árbitro levantó la pizarra electrónica y anunció que el jugador sustituido sería el número 11, Guidetti comenzó a mostrar su disconformidad extendiendo los brazos en señal de protesta. Inmediatamente Iago Aspas se acercó para consolarle, como se aprecia en la imagen, pero el delantero seguía mirando al banquillo con enfado.
Ya en el banquillo, el doctor García Cota se dirigió a hablar con él para tranquilizarlo. Acto seguido, Guidetti entabló una conversación con Drazic y Señé haciendo aspavientos. De sus gestos -se señalaba el pecho y agitaba los brazos- se puede deducir que le estaba explicando a sus compañeros que no entendía el cambio porque consideraba que estaba haciendo bien su trabajo.
Berizzo se refirió a esta cuestión en la rueda de prensa posterior al encuentro. El técnico entiende que un futbolista se enfade cuando es cambiado, pero no le gusta que lo exteriorice de tal forma. «El futbolista tiene todo el derecho a enfadarse por el cambio o cuando no juega inclusive, pero tiene la obligación de no demostrarlo. Porque en su lugar entra un compañero que merece tanto como él y las decisiones del entrenador están por encima de cualquier individualidad. Eso creo, que cualquier futbolista, no sólo en este caso puntual, tiene todo el derecho de enfadarse por la decisión pero tiene la obligación de no demostrarlo», dijo el entrenador del Celta.
Sea como fuere, a Guidetti se le pasó pronto el enfado. Tras el partido, fue uno de los jugadores más activos en la celebración que se vivió en el césped con una afición para la que es un ídolo.