La apuesta por el fútbol de ataque no ha permitido a los olívicos escapar de las sanciones. Al frente de todas ellas se encuentra Pablo Hernández, que ha terminado la temporada como el hombre más amonestado de la plantilla. En total, ha visto 16 amarillas, aunque dos en un mismo partido, contra el Espanyol.
Sin ir más lejos, comparando al Tucu con los integrantes de su último rival, el internacional chileno ha visto más tarjetas que Godín (7) o Gabi (11), jugadores de corte más expeditivo.
Se da la circunstancia de que, una temporada más, el jugador más amonestado del Celta no es un defensa o un hombre de contención, ya que el pasado curso Orellana fue el futbolista celeste que más amarillas vio.
Lo curioso es que también ha sido el que más faltas ha recibido. A lo largo de los 33 partidos de Liga en los que ha intervenido, el céltico ha sido objeto de casi cien infracciones -92 a falta de que el organismo actualice los números de la última jornada-. Por contra, ha cometido 77.
Expulsiones
Los datos también presentan circunstancias llamativas en lo que respecta a las expulsiones. Ya en las cuatro primeras jornadas se mostraron cuatro tarjetas rojas en los compromisos ligueros del Celta. Al término de la temporada, han sido trece los miembros de uno u otro bando que no han podido acabar el partido por sanción. Es decir, uno cada tres encuentros.
El equipo vigués se quedó con uno menos en siete ocasiones –Jonny (2), Cabral (2), Pablo Hernández, Orellana y Rubén Blanco-, mientras que el conjunto rival se vio en inferioridad numérica seis veces –Simao Mate, Toño, Javi Varas, Bailly, Fazio y Arribas-. Quien no haya visto jugar al Celta este curso podría pensar que los pupilos de Eduardo Berizzo despliegan un juego de lo más rudo.