El conjunto entrenado por Marcelino García Toral se ha colado entre los candidatos a un puesto de Liga de Campeones por méritos propios. Es cuarto en la clasificación y tiene al quinto, precisamente el Celta, a once puntos de distancia. Incluso acecha al Real Madrid, situado solo dos puntos por delante. La trayectoria que le ha conducido hacia esa envidiable posición comenzó a labrarse hace hoy tres meses, después de su derrota del 29 de noviembre en el Coliseo Alfonso Pérez, justo donde acaba de ganar el equipo de Eduardo Berizzo.
Desde ese día, el Villarreal no sabe lo que es irse de vacío de un campo de la Liga española. Han pasado ya 13 jornadas y en este tiempo los castellonenses solo se han dejado 8 puntos por el camino. Es decir, han sumado 31 de 39 posibles. Su registro habla de nueve victorias y cuatro empates en todo ese tiempo, en el que se han enfrentado al Real Madrid, al Atlético o al Athletic, entre otros.
Con todo, los olívicos cuentan con un punto muy importante a su favor. Los de Marcelino basan ese bagaje en su fortaleza como locales. De hecho, solo han perdido un partido en casa en toda la temporada. ¿Contra quién? Sí, contra el Celta (1-2).
De hecho, aquel resultado dejó tocado al técnico amarillo, que en la rueda de prensa postpartido reconoció sentirse “jodido” por haber “regalado” los tres puntos. En ese encuentro, Bailly fue expulsado al principio de la segunda parte tras ver dos tarjetas amarillas, la segunda por una mano absurda, y Nolito marcó el gol de la victoria celeste en el minuto 90. Es posible, pues, que el de este miércoles (20.00 horas) no sea un partido cualquiera para el entrenador asturiano.
Así, después de enterrar datos históricos como el número de temporadas que llevaba sin ganar en Anoeta o en Getafe, el Celta tiene ante sí un nuevo reto: doblegar al segundo equipo más en forma de la Liga y, quién sabe, si soñar con dar caza al cuarto puesto.