Un despropósito arbitral se cargó el partido entre el Celta y el Granada. El damnificado podía haber sido cualquiera, pero en esta ocasión le tocó al conjunto vigués. Y es que la entrada en acción del vídeoarbitraje provoca situaciones como las vividas este domingo. Habrá quien considere un gran avance la llegada del nuevo sistema, pero evidentemente tiene defectos y ante el Granada el conjunto vigués los sufrió todos.
La novedad en el once de Escribá no fue Okay, que pese estar recuperado de su lesión no entró en la convocatoria, sino la presencia de Jorse Sáez en el centro de la defensa en sustitución de Néstor Araújo.
Y Jorge Sáenz duró diez minutos sobre el campo por una tarjeta roja en base a una ridícula norma que también se había visto en la primera jornada en Balaídos con Modric. La expulsión obligó al técnico céltico a dar entrada a Araújo por Brais Méndez.
La roja condicionó todo. Desapareció el fútbol y cada jugada fue una batalla, llena de quejas, protestas y enfrentamientos. Entre la crispación, Beltrán cometió otro error, quizás de mayor gravedad que el anterior, y de nuevo el árbitro sacó la roja, previa revisión de la moviola a pie de campo.
Un despropósito de principio a fin o el mejor ejemplo de como aplicar el reglamento a rajatabla y destrozar un partido de fútbol. Pero también la incapacidad del Celta para saber adaptarse al primer golpe y no cometer más errores con reacciones impropias de profesionales o tarjetas más que evitables.
El Celta se reorganizó como pudo, quedaba todavía un mundo y la misión de sacar algo positivo del choque pareció por un momento muy complicada. Mina y Denis dieron un paso atrás para cubrir el agujero del centro del campo.
El Granada, por su parte, no tuvo prisa. Jugó la baza del cansancio y la desesperación viguesa para llegar con más opciones de incrementar el ritmo del juego. La calamitosa primera parte en Balaídos se cerró con un gol de Granada a la salida de un córner. Quedaban solo unos segundos para que se cumpliesen los seis minutos de prolongación cuando Germán cabeceó a la red un saque de esquina.
La agonía del Celta continuó en la segunda parte, cuando Herrera se sacó de la chistera un zapatazo a la escuadra de Rubén Blanco. Cualquier esperanza se desvanecía, tan solo faltaba salvar los muebles y no provocar efectos secundarios.
En el último tramo, el Celta sacó su orgullo de la mano de Aspas y Aidoo, pero la misión era inviable. Pocas conclusiones que sacar, excepto lo insoportable que puede ser el VAR para el bien del fútbol.
Celta: Celta: Rubén; Hugo Mallo, Aidoo, Jorge Sáenz, Olaza; Beltrán, Lobotka, Brais Méndez (min. 9, Néstor Araújo), Denis Suárez (min77, Sisto); Aspas y Mina (min.58, Pape).
Granada: Rui Silva; Víctor Díaz, Germán, Domingos Duarte, Quini; Montoro, Yangel Herrera, Puertas, Fede Vico (min. 50, Carlos Fernández), Darwin Machís (min.88, Azeez) y Soldado (min.64, Vadillo).
Goles: 0-1, min. 50: Germán, de cabeza a la salida de un córner. 0-2, min. 58: Herrera, por la escuadra desde fuera del área.
Árbitro: Prieto Iglesias (Comité Navarro). Mostró roja directa a Jorge Sáenz y a Beltrán. Cartulinas amarillas a Serrano, Mina, Denis, Mallo y Araújo.
Incidencias: Partido correspondiente a la 4ª jornada de La Liga disputado en el Estadio Municipal de Balaídos ante 18.259 espectadores.