El abismo al que se enfrenta el equipo vigués cobra dimensiones bíblicas. Otra ocasión perdida para salir del infierno y otra exhibición de impotencia para sacar un partido adelante. El equipo vigués jugó tan solo 60 minutos y lo hizo bien, lo suficiente como para encarrilar el choque. Pero al primer golpe se esfumó, ni capacidad de reacción ni esperanza en el horizonte.
Óscar García, ausente por problemas personales, optó por un nuevo cambio de sistema y de peones. Puso en liza de entrada, y teóricamente, a cinco defensas, con una línea de tres centrales a la que se sumó el poco habitual David Costas. Por delante, un centro del campo ya conocido con Okay, Lobotka y Rafinha, mientras que en punta salieron Mina y Aspas.
Salió muy bien plantado el Celta, pero con uno de sus pecados capitales: falta de mordiente para disparar a portería y exceso de manoseo al balón cerca del área contraria. Y es que la apuesta de cara salió bien. Okay y Lobotka se mostraron muy superiores a Radoja y Rochina para mandar en el centro del campo. Mientras, Olaza aprovechó la cobertura de Costas para tener más libertad en tareas atacantes.
La buena salida del equipo vigués tuvo premio con el gol de Aspas a la salida de un córner y la insoportable incertidumbre del VAR. Pero el tanto no le sentó bien a los celestes. Las imprecisiones de Okay, Rafinha o Mina frustraron buenas ocasiones de ataque y permitieron a los locales encerrar al Celta, bien es cierto que con escaso peligro.
Recuperó el Celta protagonismo a base de se jugador bandera. Iago sacó los galones, bajó a tocar al mediocampo y apretó los dientes para defender. Atrás, la pelea entre Costas y Roger fue colosal, con chispas en cada cruce. El blaugrana tuvo una gran ocasión ante de acabar la primera parte, pero ahí se agrandó Rubén para realizar la primera parada del choque e impedir el gol del Levante.
Los vigueses pudieron decantar la balanza en el primer saque de esquina de la reanudación con un cabezazo de Aspas que le salió centrado y atrapó fácil Aitor. Otra tan clara o más la tuvo Santi Mina, pero el delantero está cegado cuando el equipo más lo necesita.
Y de nuevo se complicó el partido cuando todo estaba de cara. Una jugada aislada, una combinación en el área y Roger empataba un choque que el Celta debería tener encarrilado con holgura, tanto por juego como por ocasiones.
Los celestes entraron en bucle. Hasta cuatro decisiones erróneas del árbitro consecutivas arruinaron todo el botín. A saber, segunda amarilla a Roger que convierte en tarjeta a Aidoo. Precisamente el levantino fue el autor de segundo gol. Falta y saque de banda en contra, ambos mal señalados. Resultado: 2-1.
Con 15 minutos por delante, saltaron Beltrán y Pione por Aidoo y Rafinha. La situación ya era desesperada. Los locales recularon para aguantar, pero ahora David Costas sufrió ante Morales. Entró también el “Toro” Fernández como última bala.
Lejos de aumentar el ritmo y la intensidad, el Celta se atascó. Incapaz, sin alma, un quiero y no puedo que está abocando al equipo al infierno. Parece no haber remedio y la salvación cada vez se pone más complicada.
Levante: Aitor: Cabaco, Miramón, Postigo, Toño; Radoja, Rochina (min. 56, Mayoral), Campaña, Bardhi; Morales (min. 88, Andújar) y Roger (min. 77, Vujcevic).
Celta: Rubén; Mallo, Costas, Aidoo (min. 73, Beltrán), Araújo, Olaza; Okay, Rafinha (min. 73, Sisto), Lobotka; Mina (min. 80, Gabriel Fernández) y Aspas.
Goles: 0-1, min. 12: Aspas, marcar en el segundo palo a la salida de un córner; 1-1, min. 59: Roger, a rechace de Rubén. 2-1, min. 70: Roger, en contragolpe. 3-1, min. 90+1: Mayoral, en un nuevo contragolpe.
Árbitro: Eduardo Prieto Iglesias (Comité Navarro). Mostró cartulinas amarillas a Okay, Roger, Mina, Bardhi, Aidoo, Brais, Aspas y Araújo.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 18 de Liga disputado en el estadio Ciutat de Valencia.