Unzué realizó tres cambios respecto al partido del pasado sábado ante el Eibar. Uno fue obligado, ya que Roncaglia ocupó el puesto en el eje de la defensa del sancionado Cabral. El técnico también decidió mover el centro del campo colocando en el once a Jozabed en lugar de Radoja. Y la gran novedad estuvo en la banda izquierda. Pione Sisto empezó el partido desde el banquillo y Emre Mor, tras dar una asistencia de gol ante el Eibar, por fin obtuvo la titularidad.
El partido no empezó bien para el Celta, al que se le vio menos enchufado que el Girona. El conjunto local acosó desde el inicio la portería de Rubén y a los tres minutos tuvo su primera ocasión. Pere Pons, tras un centro de Maffeo, controló con el pecho en el área. Disparó a puerta y rechazó Sergi Gómez. Stuani recogió el balón y enganchó un disparo que se marchó fuera por poco. Respondió Maxi Gómez en el ocho con un disparo seco que rechazo el meta local.
El Celta no reaccionaba y en el 14 llegó el gol. Nació a balón parado. Tras un lanzamiento de córner, un jugador del Girona que se encontraba en el primer palo cedió hacia atrás, apareció Portu y prácticamente desde el punto de penalti, el jugador del Girona remató a puerta. El disparo parecía fácil para Rubén, pero el portero celeste no fue capaz de atajarlo.
El gol le sentó bastante mal al Celta, que empeoró su ya de por sí pobre rendimiento. El balón era del Girona y los visitantes no conseguían encontrar a sus jugadores de ataque. Esta dinámica se repitió hasta el filo de la media hora, cuando apareció Emre Mor con un par de vistosas galopadas. Tras una de ellas, asistió a Maxi Gómez, que intentó batir a Portu con un disparo que despejó el central Juanpe por los pelos.
En los últimos minutos de esta primera parte no hubo ocasiones. El Celta buscaba su sitio y lo fue encontrando poco a poco a pesar de no crear peligro. El Girona, por su parte, trataba de controlar el partido.
El Celta comenzó la segunda parte yéndose al ataque con ímpetu y cierto orden, aunque le faltaba claridad, ya que su dominio no se traducía en oportunidades sustanciosas.
En el 54, de nuevo apareció Emre Mor. Con una conducción primorosa, se coló en el área. El jugador turco, con el balón pegado el pie, llegó prácticamente hasta línea de fondo. Dio el pase de la muerte, pero antes que Maxi llegó un defensor del Girona. La velocidad de Mor por la banda izquierda parecía la única arma válida para desarbolar al equipo local.
El conjunto de Machín dio la réplica a balón parado. Tras un magnífico centro, Ramalho a punto estuvo de marcar con un remate de cabeza que sorprendió a un Rubén que había salido a por uvas. El balón se marchó por encima del larguero. Las llegadas del Celta comenzaron a espaciarse y no llegó otra clara hasta el 73, cuando Roncaglia envió un balón larguísimo a Iago Aspas, que controló muy bien en el área, pero finalizó fatal.
Tras esta jugada, Unzué decidió mover el banquillo con un doble cambio. Se sentaron Jozabed y Wass y entraron en el campo Radoja y Lucas Boyé. El técnico buscaba refrescar el centro del campo y añadir más pólvora al ataque. Estos cambios no le dieron al Celta la energía necesaria para empatar el encuentro y los vigueses acabaron encajando una derrota que supone un paso atrás en la pelea europea.
Girona: Bono; Maffeo, Ramalho, Bernardo, Juanpe, Planas; Pere Pons, Granell; Borja García (Aleix García, min. 70), Portu (Timor, min. 90) y Stuani (Lozano, min. 84).
Celta: Rubén Blanco; Hugo Mallo, Roncaglia, Sergi Gómez, Jonny; Lobotka, Wass (Lucas Boyé, min. 74), Jozabed (Radoja, min. 74); Iago Aspas, Maxi Gómez y Emre Mor.
Gol: 1-0, min. 14: Portu.
Árbitro: Trujillo Suárez (colegio canario). Mostró tarjeta amarilla a los locales Maffeo, Aleix García y Stuani; y a los visitantes Jonny y Emre Mor.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 26ª jornada de Liga disputado en el estadio de Montilivi.