Hasta ahora, Mouriño había reconocido contactos con un grupo empresarial chino, pero había negado que se hubiese establecido una negociación y que este interés se hubiese traducido en una oferta en firme. Pues bien, la situación ha cambiado.
«A día de hoy puedo decir que tengo una oferta en firme, que mañana mismo puedo ya firmar», aseguró el todavía máximo accionista celeste en el Club Faro. Eso sí, dejó claro que el hecho de que exista una oferta no quiere decir que vaya a vender el Celta: «Costó mucho que la ciudad dejara de hablar de que el Celta estaba vendido. Decían que era inminente y nos costó desmontar eso. Mañana puedo firmar e irme, pero igual dentro de 15 días la parte contraria ya no quiere, porque además puede estar negociando con otros equipos. Si esa empresa compra otro equipo, yo ya no lo podría vender. Jamás hemos hecho ningún intento de venta. Cuando tú quieres vender el club, haces un cuadernillo con toda la información financiera, contratas un ‘broker’ y pones al equipo en venta».
Mouriño no es partidario de vender el Celta y por este motivo se ha enfrascado en una campaña que tiene como objetivo que el Concello le venda el estadio de Balaídos al Celta para que así el club pueda explotarlo comercialmente y seguir creciendo para competir con el resto de clubes de Primera. Sin embargo, su familia no comparte esta idea y este martes reconoció que es partidaria de vender la entidad.
«La familia me dice que firme un papel, coja los cien millones y me vaya. Yo vería a un hijo mío dándole continuidad al Celta, pero no se lo aconsejaría a un nieto, porque al Celta no le veo futuro», comentó.
Mouriño se ha encontrado con la negativa del Concello y ahora se plantea construir un estadio en un municipio limítrofe a Vigo para evitar la venta. «Antes de no hacer nada, estudiaría la posibilidad de llevarme el estadio y la ciudad deportiva fuera de Vigo. Hemos tenido dos ofrecimientos, pero de ahí a la realidad pasará mucho tiempo. La primera oportunidad es para la ciudad», explicó Mouriño, que se volvió a quejar de las trabas que le pone el Concello. «Estamos con un sometimiento grande a todo lo que se puede hacer en el estadio. Tenemos que pedir cualquier cosa que se pueda hacer en Balaídos. Admitamos que sea una situación mercantilista, estoy diciendo que renuncio a cualquier recalificación de por vida. Y nadie que venga detrás lo podrá cambiar», dijo y añadió que «si no nos dan un permiso, es porque no nos quieren en Vigo o no quieren que el Celta crezca».
El presidente también se quejó de las obras de reforma que está llevando a cabo el Concello en Balaídos. «En las obras de Balaídos vamos de sobresalto en sobresalto, se están pensando hacer cosas que ni siquiera están firmadas. No podemos seguir así. Yo sigo teniendo un gran aprecio por Caballero, el problema es qué hacemos con el Celta. Tenemos cuatro o cinco años para poder dar el paso o quedarnos como estamos. Voy a seguir dando guerra para que el Celta crezca», comentó.