A Fernando Fernández lo conocen en todo Gondomar, en todo el Val Miñor y en buena parte de la provincia de Pontevedra. Lleva casi cuatro décadas elaborando un Belén que no ha parado de crecer. Tanto ha crecido que actualmente tiene más de 500 protagonistas, entre figuras estrella y figurantes. Tan grande es que ocupa 70 metros cuadrados. Y tal es su popularidad que la Casa Parroquial de San Benito, en Gondomar, donde se aloja el Belén, es en estas fechas visita obligada.
Pero es que, además, este año, «como la cabecita no para», Fernando ha decidido elaborar un segundo Belén. Uno, digamos, más galaico. Lo cuenta él mismo a Vigoé: «Es un guiño al Camino Portugués por la Costa, desde Baiona hasta Gondomar. Comienza con la Virgen de la Roca en su monte, que la hice yo; después te vas por el Camino Real, que es desde Baiona hasta Sabarís, te encuentras con la Fuente de los Gafos y la Fuente del Pombal. Continúas camino y te encuentras, llegando a Ramallosa, con la Capilla y el Crucero de San Campio. Seguimos caminando y nos encontramos con el puente de estilo románico del siglo XII, una réplica. Seguimos caminando y nos encontramos con el Cruceiro de Mañufe, con su culebrón enroscado. Y seguimos caminando y nos encontramos con una réplica de casi un metro cuadrado de la Iglesia de San Benito, con San Benito y San Cristóbal fuera. Tenemos una misa de campaña con don Víctor, que es el cura, y con Roberto, el sancristán. Y ahí termina el Camino de Santiago», explica.



Todo eso se puede ver este año, en un Belén donde las figuras están galleguizadas: «Los reyes van vestidos de gallegos, la Virgen María de gallega y San José de gallego», explica Fernando, que ha situado este Belén en una sala distinta a la que guarda el Belén tradicional, ese compuesto por medio millar de figuras, unas 260 de ellas articuladas, que representan oficios de la época.
En el Belén de Fernando de las fuentes brota agua, en los campanarios tañen las campanas, el cura alza los brazos y con ellos el cáliz y la hostia sagrada; el monaguillo agita una incensario. «Y tengo ahí representados prácticamente todos los trabajos tradicionales perdidos, desde el paragüero hasta la elaboración del lino, la elaboración de las tejas, los castañeros, como hacían antes», sigue contando Fernando, en cuyo Belén hay espacio para homenajear a familiares y amigos: «Tengo un guiño a mi hija, o a un compañero que es ceramista le tengo también una casa con sus cerámicas. Y otro que tiene un bar, también le puse el nombre de él».



Tanta figura y tanto escenario dejan asombrado a quien lo visita pero cuando acaba la Navidad, le toca a Fernando recoger y guardarlo todo hasta que lo vuelve a montar, en las siguientes navidades. ¿Y mientras? «Tuve que rehabilitar el garaje de mi casa para guardarlo; bueno, hice toda una estantería».
¿Y qué hay que hacer exactamente para contemplar esta joya? «Todo el mundo sabe dónde está la Iglesia de San Benito en Gondomar, ¿no? Pues si vas a la Iglesia tropiezas con el Belén, porque es el edificio anterior a la Iglesia», explica Fernando, quien recuerda que está abierto de 11:00 a 13:45 y 17:00 a 21:15. Esos cuartos de hora por ahí bailando es porque el Belén ha de ser desenchufado durante 15 minutos tras 30 minutos en movimiento para que no se quemen los motores. El Belén permanecerá expuesto al público hasta el 11 de enero.



























