En ese estudio, Pávlov descubrió que la secreción de saliva se produce bajo estímulos nerviosos, que no es necesario ingerir el alimento. Y por eso decimos que quien haya probado el sabor de esos alimentos que se observan en la fotografía, esas sabrosas anchoas del cantábrico, ese queso en tacos y en lonchas, las huevas y demás condimentos, recordarán fácilmente su sabor y la boca se les llenará de saliva.
Pero sólo habrá sido un deseo, un deseo que con facilidad se puede hacer realidad visitando uno de esos numerosos bares de tapas que en la actualidad triunfan en diferentes zonas de la ciudad de Vigo: Casco Vello, Pizarro y Calvario, Regueiro y Travesas, Bouzas, y sin olvidarnos de Teis. Para chuparse los dedos en todas partes.