De unos años a esta parte, la ciudad de Vigo vuelve a recuperar el turismo de cruceros, un turismo que se desplaza en buques cada vez más gigantescos. La Estación Marítima de Vigo, cuyo edificio principal fue construido entre 1951 y 1957, dejó atrás la época de la emigración de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo XX. En aquella época la casi totalidad de los pasajeros partían de Vigo con destino a países transatlánticos para buscar mejor suerte, algo que no llegaron a alcanzar todas las personas que emigraron. Muchas personas todavía recordarán los nombres de algunos barcos que hacían la travesía atlántica, alguno de ellos de gran popularidad, como el Santa María, que llegó a ser secuestrado. Pero lo que en aquellos tiempos parecían grandes barcos, ahora resultan muy pequeños en comparación a los actuales. Poco a poco fue transformándose el tipo de tráfico marítimo y en la actualidad son frecuentes las escalas de cruceros gigantescos que obligaron a la ampliación del calado y de las zonas de atraque, unos buques que llegan cargados de miles de personas que inundan las calles de la ciudad olívica.