La empresa La Artística fue fundada por uno de los grandes capitanes que tuvo Vigo en el siglo XX, como fue Eugenio Fadrique González. Eugenio Fadrique, coruñés de nacimiento, comenzó en su ciudad a trabajar en la empresa La Artística, propiedad de Germán Suárez y Salgado, que se dedicaba a la fabricación y litografía de envases metálicos para conservas.
En 1906 se creaba la sociedad Germán Suárez, Salgado y Fadrique, con un capital de 40.000 pesetas, cuyo 20% fue aportado por el propio Eugenio Fadrique que además administraría la sociedad trasladando su sede a Vigo.
En 1910 la sociedad pasa a denominarse Hermanos Suárez, Salgado y Fadrique, y la razon social será La Artistica Manufacturas de Hoja de Lata, S.A., continuando Eugenio Fadrique como administrador y gerente. La fábrica, en la zona de Coya, será cada vez mayor al comprar la sociedad terrenos colindantes y construir nuevos edificios.
Hojalata desde Vizcaya
Llegados a 1914 estalla la Gran Guerra (1GM) provocando un gran aumento de costes de producción por dispararse los precios de las materias primas como el carbón de los pesqueros, el estaño y la hojalata, y el pescado de las conserveras. La hojalata ya no podía venir de Inglaterra sino que hubo que traerla de Vizcaya y sus altos hornos, mientras que en cuanto a tintas, lacas y barnices hubo que buscar nuevos proveedores.


Curiosamente España se declaró neutral en la guerra debido a su debilidad militar y económica por la pérdida de sus colonias americanas. Este hecho le supuso la ventaja de que las empresas españolas pudieron trabajar para ambos bandos, lo que produjo para el país un gran acúmulo de capitales.
La Artística se convierte en Alonarti
Por ello en La Artistica al no poder importar nueva maquinaria para la empresa por razones bélicas, se creó un nuevo taller de fabricación de máquinas propias como sertidoras, estañadoras o engomadoras. Este taller derivó en una nueva empresa como fue Talleres Mecánicos Alonarti, S.A.
En julio de 1936 estalla la Guerra Civil española, quedando Galicia del lado del bando nacional, siendo las empresas del metal intervenidas para la fabricación de material de guerra. En La Artística se comenzaron a fabricar granadas francesas de marca Lafitte. Durante la guerra la hojalata se importó de Alemania, ya que Vizcaya quedó en el bando republicano. El caucho inglés se siguió importando vía Oporto.
Plan Ullastres
Acabada la guerra española, se plantearon dos problemas. Uno, a los pocos meses estalla la Segunda Guerra Mundial (2GM). Y dos, en España el nuevo gobierno es absolutamente intervencionista con autorización (o no) de cupos para compra de materias primas, exceso de trámites burocráticos y la aparición del mercado negro.
Durante la 2GM Eugenio Fadrique organiza un economato en la empresa para paliar la escasez de productos básicos. La economía española siguió con grandes problemas hasta 1959 en que empezó a liberalizarse con el «Plan Ullastres».


En los años 60 en La Artística Eugenio Fadrique cede el mando a su hijo Eugenio Fadrique del Rio, lo que trae nuevas técnicas de gestión y una gran reorganización de la empresa. En la década de los años 80 en la empresa se abren nuevas líneas de engomado de mayor velocidad con secado mas breve y cierres ajustados.
Llegados a 1996 La Artística es vendida al grupo alemán Altana Chemie pasando a llamarse Actega Artística, y en 2001 se inaugura la nueva planta en tierras de O Porriño. El 6 de noviembre de 2006 la empresa viguesa celebra su centenario presentando el libro «La Artística (1906-2006)».
El patrimonio de La Artística
De su época viguesa en la zona de Coya quedan unos cuantos edificios que tienen un gran valor, como pueden ser los de Talleres Alonarti y un edificio de servicios obra del arquitecto Jacobo Esténs, mientras que el de La Artistica Manufacturas de Hoja de Lata corresponde a Tomás Bolívar y el de oficinas y laboratorio es de Alberto Baltar. De todos estos edificios sólo los dos últimos tienen protección del Plan Xeral.
En la zona viguesa de Coya se da la circunstancia que se precisan edificios dotacionales para la ciudadanía de esta parte de la ciudad, de ahí que distintas asociaciones promueven actualmente que estos antiguos edificios, que son patrimonio industrial vigués, puedan ser remozados y dedicados a las necesidades del barrio. Esto está inventado hace tiempo y en países europeos se viene haciendo desde hace muchos años.
Por una vez en Vigo podíamos cambiar la política de piqueta/especulación por otra bastante más racional y a favor de la ciudadanía.




















