A finales del siglo XIX la anchoa o bocarte apenas se pescaba en la zona del Cantábrico. Sin embargo en el sur de Italia y Sicilia sí se pescaba y se procesaba para su venta. Debió coincidir con unos años de poca pesca en esa zona, porque lo que sí sabemos es que unos cuantos de estos salatori italianos llegaron a Santoña, y a otras localidades del norte de España como Bermeo, Guetaria, Castro Urdiales, Colindres o Laredo.
Llegaron con la intención de contratar la pesca de la anchoa, transformarla mediante salazón y hacerla llegar a puertos italianos como Nápoles, Livorno o Génova para distribuirla en todo el mercado italiano.
Al mismo tiempo pudieron enseñar la técnica del cerco para pescar la anchoa a los marineros de la comarca y la de salazonar a sus mujeres. Estas gentes originarias de Sicilia venían en la temporada de esta especie y volvían a su país al finalizar la misma, regresando a Porticello, Terrasini, Sciacca o Trapani, todos ellos puertos cercanos a Palermo, en el noroeste de Sicilia.
La temporada de la anchoa comenzaba con la llegada de la primavera, desde marzo hasta mayo, en que esta especie sube a la superficie en grandes cardúmenes, aportando al mar un aspecto de gran luminosidad. En esta época la especie tiene su mayor proporción de grasa y su carne es más sabrosa.
Con los años estos pescadores extranjeros se fueron estableciendo por todo el Cantábrico quedándose a vivir y formando familias con mujeres de la zona. De hecho en los años veinte Santoña llegó a tener cerca de un centenar de familias italianas, con apellidos como Orlando, Scatagliota, Oria, Vella o Cefalú.
Podemos precisar que el «invento» de la anchoa en aceite como la conocemos hoy se debe a Gianni Vella Scatagliota, el cual limpiaba el pescado en su fábrica, ofreciendo primero el producto envuelto en mantequilla, y más tarde la envasándola en aceite de 0 grados. Tuvo tal éxito que toda la competencia copió la idea
Italianos en Vigo
Además de la zona del Cantábrico hubo industriales italianos del sector del mar que llegaron a Vigo y terminaron por establecerse aquí en el ámbito conservero, atraídos a principios del siglo XX por la abundancia de pescado en nuestras aguas.
Conservas Lago Paganini
Una de ellas fue la conservera Lago Paganini, que se estableció en Cangas de Morrazo en 1915 y fue fundada por el genovés Pietro Montemerlo Botassi.

Sobre los años 50 la empresa comenzó a elaborar conservas de sardina y mejillón según recetas tradicionales. Años más tarde los propietarios modernizaron la producción con frigoríficos y nueva maquinaria que mejoraron todos los procesos.
La fábrica, que estaba en el muelle de Ojea en Cangas, sufrió un incendio en 2011 por lo que se terminaron trasladando al polígono de Castiñeiras en Bueu.
Francisco Virzi
El lugar de localización de esta planta fabril era la playa de Arealonga en Teis. La fábrica se construyó en 1861 para producción de salazón y lo hizo la familia Curbera, originaria de Arenys de Mar (Barcelona). Cesó su actividad en 1877 debido a que las técnicas utilizadas en la producción de conserva no tuvieron éxito. Pero en 1938 la fábrica se declara como almacén de pescado por parte del ciudadano italiano Francisco Virzi.
La fábrica consistía en dos naves de planta rectangular frente al mar, una a continuación de la otra, con tejado a dos aguas y muros de mamposteria, pero parece que no fueron construidas al mismo tiempo. Entre ambas naves existía una rampa en el exterior que facilitaba la entrada de pescado a la planta. En ésta la especie más procesada era la sardina, pero también se hacían conservas de atún, caballa y aguja.
Con el transcurso de los años en los procesos de fabricación se fueron introduciendo mejoras que afectaban tanto a la producción como a la higiene.
Conservas Sacco
La empresa matriz de la fábrica conservera era Sacco & Cia fundada por Augusto Sacco, un empresario italiano exportador de anchoa a distintos países europeos. Conservas Sacco fue una de las principales conserveras de nuestra comarca en la primera mitad del siglo XX.
La nave de la conservera estaba ubicada en la calle de La Paz, con salida a la antigua playa de Coya. En la fábrica además de centro de procesado de pescado había una parte dedicada a elaborar los envases propios. Una fortaleza de la empresa era que habían conquistado una buena parte del mercado internacional exportando sus productos a Estados Unidos, pero también a países como Francia o Italia.

Además de Augusto Sacco, Francisco Virzi o Lago Paganini, hubo otros empresarios italianos en nuestra comarca como fueron Pietro Montemerlo en el Morrazo o Attilio Gaggero en Bueu.
Patrimonio Industrial vigués
Hay que señalar que distintas asociaciones viguesas que defienden la conservación (mediante otros usos) de nuestro patrimonio industrial han protestado recientemente por el derribo de la nave de Conservas Sacco. Actualmente permanece solamente el antiguo edificio de oficinas de la fábrica conservera.
Desde esta sección creemos que hay una política mejor que la piqueta, que ha sido la responsable de que grandes edificios vigueses de gran valor arquitectónico no hayan llegado hasta nuestros días.






















