Este es el aspecto que presentan las jardineras de la Praza da Independencia, de Vigo. El proyecto inicial de la plaza se remonta al año 2001 con un coste superior a los trescientos millones de pesetas —-todavía no estaba el euro en vigor—-, de los que la concesionaria del aparcamiento subterráneo aportó algo más de cincuenta millones.
Se diseñó una plaza agradable para la vecindad y la ciudadanía en general, con numerosas plantas, árboles y elementos para el esparcimiento y el descanso de todas las edades, creando un espacio que nada tenía que ver con el agobiante y ruidoso tráfico rodado que existía hasta su inauguración, sin ningún rincón para el descanso.
Con su transformación, las viviendas de la zona experimentaron una considerable revalorización, y las personas que protagonizaban las protestas en contra de la peatonalización callaron sus voces de inmediato. Pero todas las instalaciones conllevan un mínimo de mantenimiento. A lo largo de los años se llevaron a cabo algunas mejoras y remodelaciones, sin embargo, en los últimos años el abandono ha sido patente y los resultados son perfectamente visibles, y esta fotografía es una simple muestra. Una auténtica vergüenza.